Y por todo lo que escribí en mi columna pasada no es posible que se partiera de la mala fe de Viva Air y Avianca en la solicitud de integración que hicieron a la autoridad aeronáutica de Colombia y que terminó aprobada. La buena fe es un principio constitucional que se desconoció abierta y públicamente en este proceso Avianca – Viva Air desde el inicio.
El artículo 83 de la constitución política nacional establece que “las actuaciones de los particulares y de las autoridades deberán ceñirse a los postulados de la buena fe, la cual se presumirá en todas las gestiones que aquellos adelante frente a éstas”.
Independientemente de los resultados fue lo contrario. Se dudó desde el comienzo sobre las buenas intenciones y tal vez por eso hoy las cosas están como están en uno de los sectores cuya trayectoria de estabilidad es ejemplar en la región. Ni siquiera la pandemia creó semejante crisis -innecesaria- en el sector aéreo como la que generó el mal manejo mediático, político e institucional frente a la solicitud de integración de Avianca con Viva Air.
Con 20 años de experiencia en este querido sector aéreo jamás había visto semejante espectáculo. Y puedo decirles que ninguna aerolínea quisiera romper su reputación y nombre en ocho días usando como estrategia dejar tirada a miles de personas y esfumarse para lograr “presionar” a la autoridad aeronáutica y obtener la aprobación de la integración inmediatamente.
Tampoco se ha reconocido -hasta esta columna- que tal vez lo más responsable que hizo Viva Air -desde la perspectiva de la seguridad aérea y no de la comercial- fue suspender sus operaciones inmediatamente.
Pues el aspecto más importante en una aerolínea es el aspecto financiero y si no se puede garantizar la sostenibilidad financiera para el otro día mucho menos se puede garantizar la estabilidad técnica y administrativa y esto incluye el mantenimiento de las aeronaves. Esto último es objeto de inspección por parte de la autoridad aeronáutica regularmente y puede dar lugar a la suspensión e incluso cancelación de un permiso de operación. ¿Lo advirtieron los inspectores y funcionarios de Aerocivil si la situación financiera de Viva Air estaba tan mal?
Hay un antecedente importante en Colombia con la que fue en su momento la naciente aerolínea West Caribbean Airlines y cuya situación financiera era paupérrima. Desafortunadamente no tuvo un desenlace novelesco como el de Avianca y Viva Air sino trágico con el fatal accidente del vuelo 708 en la Sierra de Perijá, en el estado de Zulia en Venezuela, el 16 de agosto de 2005 y que dejó 152 pasajeros y 8 tripulantes muertos.
Tal vez Viva Air quiso evitar que el Efecto Viva terminará en un accidente aéreo y prefirió el espectáculo mediático y reembolsar dinero a vivos.
Pues si no hay plata para nada menos va a haber para repuestos y mantenimiento. “Esa es la realidad”, como dijo hace poco un revolucionario “líder” político al referirse a la crianza de su hijo mayor…
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