Continua el otorgamiento de subsidios, hay más de treinta categorías de ellos, -directos y cruzados-, algunos son necesarios, pero ilógico hacer que la economía gire alrededor suyo con el argumento de resolver problemas, lo cual distorsiona cualquier plan de desarrollo.
El Estado se compromete a pagar para que los jóvenes no maten, auxilia a los desempleados, a los viejos que no reciben pensión, a las familias en situación vulnerable, a mujeres cabeza de hogar, a regiones deprimidas con el mayor pago de servicios públicos de los usuarios, al turismo, parte del valor de Seguro Obligatorio de vehículos (Soat), se propone financiar a delincuentes, organizaciones subversiva armadas si hay acuerdo en negociaciones tendientes a la paz total, ayuda a los pequeños agricultores con el veinte por ciento en las compras que realicen de alimentos para la cría de animales y adquisición de fertilizantes, subsidia importaciones con la meta de disminuir el costo de algunos artículos, exportaciones, a estudiantes menores de veintiocho años, a sindicatos y fundaciones.
Sobre la mesa se encuentra la propuesta presidencial de pagar el transporte público con incremento de las tarifas de energía, algunos alcaldes anuncian colaboración para el pago de servicios públicos de estratos dos y tres. El Congreso de la República aprueba impuestos y simultáneamente aparece la norma para que ciertos sectores solo cancelen parte de ellos, se subsidian los fondos de solidaridad, habrá subsidio para aliviar el aumento de los precios de la gasolina que afecta a los taxistas, con los camioneros posiblemente los peajes serán diferenciales.
Fui director de una Caja de Subsidio Familiar, el sistema le ha servido a la sociedad, no soy experto en subsidios, pero distribuyéndolos como viene efectuándose es erróneo. Es conducente ajustarlos progresivamente, el paternalismo inmoviliza la Nación, congestionar con medidas populistas preocupa.
Ciertos subsidios se vinculan con la corrupción, el pueblo pasa hambre porque dirigentes utilizan mal los recaudos, los consumen de manera irresponsable. La eficiencia, la oportunidad y el crecimiento implican la adopción de decisiones económicas acertadas ante la imposibilidad de satisfacer todos los requerimientos comunitarios.
El presidente Gustavo Petro insiste en salvar al planeta con la sustitución de gas, petróleo y carbón, mermando exploración y sustitución de contaminantes, para dicho efecto estudia la implementación de subsidios que nadie sabe de dónde saldrán. En el Congreso se debate la creación de nuevas ayudas, los compartimentos estancos proliferan, la regla fiscal se incumple, ojalá que personas idóneas profundicen el tema y la academia opine, gobernar no es solo subsidiar.
En Estados Unidos los subsidios se encuentran desbordados, los de asistencia alimentaria, vivienda, desempleo, ayuda para pagar facturas, de asistencia temporal, de seguro social valen billones de dólares, el de migrantes implica cuantiosa erogación, el dato de que el cuarenta y nueve por ciento de la población cobra algún subsidio señala la presencia de grave crisis. Incluyo lo anterior porque si aquí llueve por allá no escampa y el asunto es prioritario en el curso de la campaña electoral.