Acaba de ser publicado el libro “Juan Bautista Córdoba Álvarez: Una vida al servicio de Dios y de la Patria”, escrito por Antonio Cacua Prada como testimonio de su amistad con este ilustre militar, que fue gestor y protagonista de difíciles momentos históricos de nuestra Patria.
La vida del general Córdoba, está redactada en un volumen de inmensas proporciones, 510 páginas, pero, se encuentra redactada en un estilo sencillo, cuidadoso, castizo y con un orden riguroso, firme, seguro y documentado, lleno además de importante información, así como de anécdotas y fotografías, que nos llevan casi de un jalón a leer toda esa obra, que describe desde su nacimiento, su primera juventud en Túquerres, Las Lajas y Pasto, sus estudios en el jardín infantil “La Inmaculada”, luego en el Colegio “San Luis Gonzaga” con los padres Capuchinos y, posteriormente en el Colegio “san Francisco Javier” de los Jesuitas; su ingreso a la carrera militar, la constitución de su hogar con Leonor Villota Zambrano, la prestación de servicios como soldado de la Patria y como funcionario público de altísimo nivel y, su testimonio fiel como católico convencido.
La vida del general Juan B. Córdoba Álvarez que nos presenta Antonio Cacua Prada, se remonta también al origen aristocrático y nobiliario de los Fernández de Córdoba de España, del cual descendía el abogado José Ignacio Córdoba, quien junto con doña María Lucía Álvarez eran los padres del general y de sus otros seis hijos: José Gerardo marcial, María Virginia, Aura Emilia, Jorge Ignacio, Virginia de la Concepción y Lucía de los Dolores. Luego, viudo, el doctor Córdoba se casó con Isabel Beatriz Santacruz Patiño, con quien tuvo otros diez hijos: María Isabel Alicia, Cecilia Josefina, Sofía de los Dolores, Bolívar Ezequiel, María Teresa de Jesús, Jorge Ignacio, Nelly Soledad, María del Socorro, Judith Gabriela y Gloria Beatriz.
Seis hijos, quince nietos y ya un grupo de bisnietos, son la descendencia del general, entre quienes se destaca su hijo, monseñor Juan Vicente Córdoba Villota, S.J., obispo titular de Ausuccura, obispo auxiliar de Bucaramanga y, actualmente, desde 2012, segundo obispo de la Diócesis de Fontibón.
La historia de Juan B. Córdoba Álvarez se resalta con claridad y sin sombras, pues él, como lo dijo el general Gerardo Ayerbe Cháux, “compendiaba en su personalidad tantos aspectos, valores y dimensiones, que integradas en una sola persona lograron forjar y estructurar a un hombre de gran madurez, extraordinarias cualidades, vivencia de valores humanos y religiosos, de profundas ideas, de certeras acciones en diversos campos de la vida, la ciencia, las instituciones, la patria, la familia, la sociedad y la iglesia católica”.
Córdoba Álvarez, campeón americano de esgrima, fue embajador de Colombia en Ecuador, Chile y Nicaragua; presidente de la Sociedad Bolivariana de Colombia y del Instituto Sanmartiniano de Colombia y miembro del Instituto O´Higginiano; sin embargo, ha sido considerado como el nariñense que más alto ha llegado en los cargos públicos de Colombia, ya que este tuquerreño tuvo rango presidencial, pues con la instalación de la Junta Militar el 10 de mayo de 1957, no sólo se dio el título de Presidente a los generales Gabriel París Gordillo, Deogracias Fonseca espinosa, Luis Enrique Ordóñez, Rafael Navas Pardo y al Contralmirante Rubén Piedrahita Arango, sino también el tratamiento y reconocimiento del rango presidencial al Secretario de la Junta Militar, el Brigadier General Juan B. Córdoba Álvarez.