La famosa dirigente política española Isabel Díaz Ayuso, está siendo ferozmente combatida por los socialistas del gobierno central de España, que la ven como un peligro por su alta popularidad y los notables éxitos que ha tenido en Madrid. Ayuso se ha enfrentado numerosas veces con el gobernante Sánchez, quien ahora la ataca por mampuesto, se trata de las acusaciones que le hace la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, la Fiscalía y la inspectora de la Agencia Tributaria.
La dirigente del PP se ha mostrado indignada por cuanto Hacienda, de una forma desfachatada, viene haciendo públicos detalles de sus investigaciones en lo referente su pareja, Alberto González Amador. Si acaso la pensaban intimidar por sus amores, reconocidos por el público, ella declara que su vida privada le pertenece y puede dormir con quién le dé la gana y preferir el aceite que le apetezca. Se trata de su vida privada, más como es una dirigente combativa a la que los socialistas no le han podido encontrar nada para empañar su imagen, la ministra de Hacienda, en plena campaña electoral y ad portas de unas elecciones decisivas, ha sacado algunas cartas prohibidas de su despacho, al estilo de los curtidos tahúres, dejando conocer documentos confidenciales contra la pareja de Ayuso.
Los medios políticos sostienen que la ministra no se arriesgaría a armar ese jaleo de no estar aupada por su jefe, que no tiene otro proyecto político que seguir en el gobierno de España, así se ahonde la grieta divisionista, dado que el sistema federal está siendo aprovechado por la izquierda para dividir el país.
Sánchez ha desafiado a la dirigente de derecha, que lo ha derrotado electoralmente varias veces en Madrid, lo que lo ha debilitado y empujado a buscar alianzas con sectores separatistas regionales, situación que en un sistema como el español parece que está induciendo a algunos políticos de extrema de Cataluña y otras regiones a amenazar y apostar con separarse del resto de España, con la idea de utilizar el paraguas de la Unión Europa, para ese fin. Pese a que no tenga mucho ambiente en Cataluña esa iniciativa disolvente, es un hecho que algunos sectores de la ultraizquierda apoyan el enredo de la investigación de Hacienda en su contra. A su vez, el circulo de Ayuso contrataca con una acusación contra la ministra Montero y la inspectora de la Agencia Tributaria, que se ha prestado para participar en ese entuerto de enlodarla a ella y su pareja.
En fin, la querella que ya está en el horno, le podría costar de tres a cuatro años de prisión a la ministra y su subalterna de probarse. Lo que dada su condición no las llevaría a prisión, pero sería un terrible revés para el gobierno socialista. Más el eventual daño contra Ayuso está hecho.
En medio de esa tormenta, Ayuso sostiene que nada tiene que ver con los infames cargos de Hacienda contra su compañero, al cual el tesoro le debe una gruesa suma de dinero, dado que hizo un pago anticipado de impuestos. Mas en Hacienda dicen que por el monto que se investiga no se libra de pasar el asunto a la Fiscalía. Eso significa que persiste la tendencia a judicializar los asuntos financieros, cuando en países como Estados Unidos, cuna del capitalismo, el que paga sale del conflicto, como debe ser. Aun así, Ayuso saldrá adelante y blindada, con el garbo que la singulariza.
Frente a la inminencia de la denuncia judicial, en Hacienda intentan buscar alguna coartada y la ministra dice que las infidencias no son de ella, sino de los periodistas. Pese a que antes había señalado que Ayuso vivía en un departamento –piso- pagado con fraude a Hacienda.
Este caso, como muchos otros, en Estados Unidos, en Inglaterra, en Francia y otros países, muestra la tendencia a judicializar la política.