Nadie puede explicarse la tardanza del presidente Duque para abandonar la “conversación” y aceptar la negociación con las directivas del paro que mantiene en crisis a Colombia.
Entre Carrasquilla y su mentor, lo sumergieron en una reforma tributaria que a todas luces era inoportuna, en un país fuera de sitio, y riesgosa. A la pandemia se le sumaban una paz herida, una inequidad, una extrema pobreza, una clase media estrangulada, corrupción galopante, derroche incalculable, polarización infinita, y mil cosas más.
Carrasquilla quería reforma, que fue respaldada por el mentor, pero solo hasta cuando explotó el desastre.
Duque, amigo de imponer con ardor su voluntad, levitó y se enfundó dentro de su arrogancia, para decir no, a lo poco que alcanzaba a escuchar.
El país entero, bueno…casi todo, se plantó y configuró un pliego, contra la fatal reforma, al que le agregó numerosos puntos para enderezar las cosas, y otros que el hoy ministro de Defensa, había burlado durante las “conversaciones”, de 2019. Ese encono, estaba dormido y era considerado como un engaño del gobierno.
Las clases sociales, que esperaban otra actitud, de un Duque un poco más maduro, experimentado y conciliador, empezaron a enardecer. Algunos dirigentes quisieron tranquilizar las cosas, pero la terquedad del “máximo”, enrareció el ambiente.
Si Duque, hubiera hecho sonar el Himno Nacional en la TV y la Radio y como un Jefe de Estado, le hubiera dicho al país: “¡compatriotas: he decidido archivar la reforma tributaria!”, otro cuento estaríamos narrando. Sería hoy, un triunfador tonificado, fortalecido e independizado, mientras sus encuestas alcanzaban cifras envidiables. Pero la miopía de sus asesores y mentores, lo desorientaron.
A partir del 28 de abril, todo se derrumbó y desordenó. La negativa de Duque a ejercer autonomía y mostrarse ante su pueblo con hidalguía, certeza y seguridad, lo debilitó más.
Emergieron marchas pacíficas en Cali, con gente de todas las razas y pensamientos…luego violencia con muertos, heridos, desaparecidos, saqueos y bloqueos. Paramilitares dispararon contra los indígenas. Las violaciones de los Derechos Humanos por parte de ejército y policía, colocaron a Colombia, a Duque, a su dirigencia y a su gobierno en la picota. Países y organismos internacionales clamaron por el regreso a la normalidad en Colombia y al respeto a la vida.
Nada salió tan mal en esta Colombia que recordamos cómo este descontrol del gobierno del Centro Democrático.
Hoy seguimos en las mismas. A Duque hay que apoyarlo, más no a su partido. Aún tiene cuerda para conformar un gobierno de unidad nacional, sin polarizaciones y con participación multipartidista, como ocurrió después del 9 de abril. ¡Duque Salve a Colombia!”.
BLANCO: La salida de la Canciller Blum. Y que se vaya con esa enorme burocracia.
NEGRO: El lamentable fallecimiento del padre Joaco Sánchez, de Humberto Pava y de la querida Alexandra Mora.