Una simple gripa nacida en China amenaza con destruir lo que queda de este planeta tan maltratado por el hombre que, llegó solo y quiere seguir solo, pero apoderado de todo. El “bípedo” fue rodeado por sus semejantes y unos pocos se fueron apoderando de todo. Un puñado de ellos gobierna, dirige, ostenta, maneja, ordena, compra, vende y ejerce el liderazgo. El oro es poco y totalmente nula su relación con el planeta. El brillo es su obsesión.
De la noche a la mañana apareció rabiosamente un diminuto murciélago con la mayor de las amenazas para ese hombre solo. El volador mamífero devora dinero, riqueza, fama y salud. Con su aliado Covid-19, siembra el pánico a la humanidad y aterra al hombre solo.
Terror, miedo y espanto arropan a los poderosos del mundo. Los obliga a convocar a cerebros reales y posthumanos para que apoyados por la inteligencia artificial, eliminaran la plaga creada por los hematófagos patas peludas, que tienen al mundo en pleno distanciamiento social, en una cárcel global.
Los dueños del universo, los pensadores de Davos, los 5 propietarios de todo necesitan derrotar de inmediato el Covid-19, para recuperar la cúspide del poder, la justicia y la riqueza.
Las grandes potencias se acusaron mutuamente de la pandemia. Afanosamente buscan un culpable del deterioro de sus fortunas y su poder. Poco les preocupa la relación con el planeta, solo los afana la riqueza. El lugar donde se encuentre el dinero. ¿Dónde está el dinero? se preguntan. ¿En los bancos? ¡No! ¨Los bancos tienen mucho dinero, pero es nuestro dinero¨, responde Joan Antoni Melé, en hombre que creó la Banca ética, esa que no ha sufrido durante la crisis en que nos encontramos.
Los amos del mundo pueden aprender la lección que nos dejará la pandemia a la que buscamos sobrevivir.
Este planeta necesita que sus líderes, esos que avanzan hoy hacia el reino del hombre solo, reflexionen, recuperen y se sumerjan en el humanismo, la ética y los valores humanos. Solo así podremos ingresar al espacio que nos corresponde como seres humanos, con igualdad y oportunidades que nos abran el camino hacia una sociedad próspera y colmada de legalidad para todos.
Ese hombre que marcha hacia las tinieblas e irrespeta el planeta, no tiene relación alguna con el sitio en que habita. Lo exprime y lo abandona. En Colombia secamos las fuentes de agua, tras sacar los metales y las materias primas, incendiamos los bosques para convertir ubérrimas tierras en potreros para producir una carne que dopa a nuestros deportistas, transformamos los ríos en cloacas y todo lo que nos deparó la naturaleza, en desiertos y tierra arrasada.
Covid-19, puede abrir los ojos a quienes nos manejan y dirigen para que, sin egoísmos, nos permitan avanzar hacia el progreso, la convivencia, la generosidad, el perdón y la paz, que sepulten al hombre solo.
BLANCO: Duque requiere el apoyo, pero su gente debe dárselo a los colombianos.
NEGRO: Aeropuerto Eldorado: tierra de nadie.