Hace poco escuché que el juez ideal debe tener "algo de Ariel, de Prometeo, de Júpiter y de Mefistófeles", pero, para entenderlo, primero es necesario desglosar las características simbólicas de estos personajes mitológicos y literarios, y cómo cada una de ellas contribuye a la conformación de un juez ejemplar.
Ariel, espíritu de "La Tempestad" de Shakespeare, representa la delicadeza, la empatía y la sensibilidad. Un juez con algo de Ariel tendría una profunda comprensión de la naturaleza humana y la capacidad de empatizar con las personas involucradas en cada caso. Esta sensibilidad le permitiría percibir las sutilezas de las situaciones, entendiendo los contextos personales y sociales de los individuos, y así dictar sentencias más humanas y justas.
Prometeo, el titán de la mitología griega que desafió a los dioses para traer el fuego a la humanidad simboliza la rebeldía, la innovación y el sacrificio por el bien común. Un juez con algo de Prometeo sería capaz de cuestionar las normas establecidas y luchar contra las injusticias del sistema. Tendría el coraje de tomar decisiones difíciles y, si es necesario, desobedecer leyes injustas en pro de un bien mayor, buscando siempre la evolución y mejora del sistema judicial.
Júpiter o Zeus, el dios supremo del panteón romano encarna el poder, la autoridad y la sabiduría. Así, tendría la capacidad de imponer respeto y mantener la autoridad en su tribunal. Además, su sabiduría le permitiría discernir con claridad y justicia en cada caso, asegurando que sus decisiones sean respetadas y acatadas. Este tipo de juez también sería firme y resolutivo, manejando su corte con mano firme pero justa.
Mefistófeles, el demonio tentador del "Fausto" de Goethe, representa la astucia, el conocimiento profundo de la naturaleza humana y la capacidad de ver más allá de las apariencias. Un juez con algo de Mefistófeles tiene mente aguda y perspicaz, capaz de ver a través de las mentiras y engaños, un conocimiento profundo de la naturaleza humana que le permite entender las motivaciones ocultas detrás de las acciones de las personas, facilitando así la identificación de la verdad en los casos más complejos y difíciles.
En conjunto, ese es el juez ideal: La sensibilidad de Ariel asegura que la justicia no sea fría ni deshumanizada; la rebeldía y el sacrificio de Prometeo garantizan que el juez esté dispuesto a innovar y mejorar el sistema judicial; la autoridad y sabiduría de Júpiter aseguran decisiones firmes y respetadas; y la astucia y percepción de Mefistófeles permiten una comprensión profunda y detallada de los casos.
Este ideal no sugiere que un juez deba ser perfecto o infalible, sino que debe aspirar a equilibrar estas cualidades para desempeñar su función de manera justa y efectiva. Un juez que posea estas características estará mejor preparado para enfrentar los desafíos de su labor, administrando justicia de manera equilibrada, humana y eficaz. Se aproxima la elección de tres magistrados para el Consejo de Estado y cuatro para la Corte Constitucional, sumado al Defensor del Pueblo y al Procurador General de la Nación, ¿qué tipo de jueces queremos ser o tener?