El manaticidio de Julieta | El Nuevo Siglo
Miércoles, 21 de Julio de 2021

No se necesita ser un avezado jurista para concluir que Julieta fue asesinada con intención. Lamentamos su muerte y nos entristece su partida porque representaba un gran esfuerzo en la dirección correcta de gestión. Era una manatí del Caribe rescatada de una malla de pesca donde estaba atrapada el pasado 5 de junio y que luego de un esfuerzo interinstitucional de rehabilitación fue liberada el 7 de julio, para luego de siete días terminar acribillada.

El manatí del Caribe (Trichechus manatus) es una especie clasificada desde 2008 como especie en peligro (EN) por la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés) y, de acuerdo con la Resolución 1912 de 2017, que contiene la lista oficial  en Colombia de las especies silvestres amenazadas, su estado es En Peligro (EN) lo que significa que la especie enfrenta un riesgo muy alto de extinción en la vida silvestre; por donde se le mire es una especie que, como muchas otras en el país, de no protegerse adecuadamente perderemos ineludiblemente.

Dura lex, sed lex (dura es la ley, pero es la ley). Julieta tuvo una muerte horrible, fue perseguida desde el puente de la barra en Tasajera hasta Pueblo Viejo, golpeada con palos, lacerada con machete y como si fuera poco, amarrada de la trompa impidiéndole respirar ¡Cuánta crueldad! ¡Cuánto dolor y sufrimiento! Las explicaciones iniciales dadas por los responsables son de no creer, dicen haberla confundido con un caimán; eso se le puede creer a alguien que no conozca su medio, no a personas que viven dentro de la ciénaga. La sola persecución denota el dolo de su acción, no se dan garrotazos ni machetazos bajo el agua, para darlos con efectividad debe haber proximidad, la suficiente para darse cuenta de qué clase de animal se trataba. A Julieta la mataron con sevicia, el crimen no debe quedar impune.

La muerte de Julieta nos vuelve a dejar en evidencia, somos incapaces de hacer las cosas bien, hoy el limitado esfuerzo en protección de vida silvestre que se hace está en gran medida soportado por esfuerzos privados, numerosas organizaciones no gubernamentales, activistas y proteccionistas se ven desbordados frente a la demanda de sus intervenciones. Lamentablemente, no en pocos casos la experiencia que se exige, para vincularse a alguna de las entidades responsables de la protección animal, es su cercanía con un cocodrillus singula pilitica, los requisitos de idoneidad poco cuentan, eso explica en mucho el fracaso en la gestión de la vida silvestre.

Como medida de reparación simbólica, en memoria de Julieta se hace necesario transformar a fondo la institucionalidad de protección de la fauna silvestre, el modelo del Sistema Nacional Ambiental es obsoleto, debe ser rediseñado con un enfoque que privilegie a los animales por su valor intrínseco, no solamente por el valor ecosistémico de la especie. De nada sirve castigar a los responsables si como sociedad no cambiamos los paradigmas de protección. La indignación no puede quedarse en redes sociales, debe trascender al escenario de las políticas públicas.

@LuisDGomezM, @ludogomezm

luisdomingosim@gmail.com