El proyecto de Acto Legislativo 08 de 2024 que propone modificar los artículos 57, 68, 69, 150 y 189 de la Constitución, llamado de reforma a la Educación, busca otorgar al presidente de la República el control de esta a nivel público y privado en todos los niveles, universidades y colegios, contiene la creación de una superintendencia -sería la onceava, otro nido burocrático- en contra de la autonomía universitaria, imponiendo extraña forma de elegir directivas, de adoptar programas.
Si bien el sistema educativo colombiano debe analizarse y reformarse, el manotazo tal como se ha concebido contribuye a la inequidad, a disminuir la calidad, la innovación, el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica, a la cultura. Ilógico el establecimiento de la mencionada superintendencia para la dirección, vigilancia y control de la educación, el registro de títulos, certificaciones, homologaciones, validaciones de estudios adelantados en el país o en el exterior, según lo definan leyes posteriores a la aprobación del proyecto. En la exposición de motivos, el gobierno, sin razón, afirma que se quiere el funcionamiento “de manera armónica, participativa, pluralista y directa.”
El Congreso no debe acogerlo, hay senadores y representantes con conocimiento del área y sentido común, la Nación está cansada con la confusión de normas, la inseguridad jurídica, el desorden, la proliferación de disposiciones confusas. Lo propuesto tiende a la esclavitud mental, a la subordinación a quienes detentan el mando Apena ver el descaecimiento de la moral, el manotazo a la educación sorprende y las voces de la academia, de profesores y estudiantes, tiene que ser escuchada.
De la educación depende el futuro de las generaciones venideras, pésima la de funcionarios de alto nivel impulsores del manotazo, con independencia de ideologías pienso que muchos de nuestros dirigentes son maleducados. Absurdo haber entregado el manejo del Estado a un grupo de anarquistas parapetados en el pacto histórico con el voto popular, su intervención desde el gobierno produce devastadores resultados.
Gobernar a manotazos contradice el esfuerzo por la conquista de una sociedad justa e igualitaria, ampulosos discursos llenos de citas e inexactitudes históricas empañan. Deploro el cierre, en los dos últimos años, de setecientas instituciones educativas privadas, entre ellas del colegio de la Presentación (Sans Facon).
La educación no se perfecciona fragmentando la Constitución, ni presionando el clientelismo. ni con la presentación de un proyecto desequilibrado de presupuesto para el año 2025 amarrado a otra reforma tributaria. Por estos días vemos como se hunden la salud, el empleo, el sistema pensional, la justicia, la separación de las ramas del poder, los diálogos con organizaciones subversivas y delincuenciales. Urge defender el derecho a vivir con esperanza en un país que no puede convertirse en laboratorio para experimentos en perjuicio colectivo, el futuro de la educación concuerda con el buen uso de la tecnología. Ojalá que aparezcan lideres, y se enderecen cargas. Por fortuna hay indicios de su presencia, se asoma la posibilidad de congregar mayorías ciudadanas al servicio de Colombia.