Tras la valiente resistencia democrática de varios senadores de la oposición, el texto de la cuestionada reforma a la educación, en el que se buscaba de forma grosera violentar la autonomía universitaria, estatizar la educación y utilizar las universidades como plataforma para la constituyente espuria del gobierno Petro; fue ajustado en tercer debate en la Comisión primera del Senado. El ajuste limitó los artículos del texto original en los que pretendían acabar con el sistema mixto para coartar la libertad individual que le permite a cualquier colombiano elegir entre educación pública o privada (tanto en la básica como en la superior), desconocer la autonomía universitaria consagrada en el artículo 69 de la Constitución bajo la sinuosa expresión de la “Educación como bien público”, ignorar la pertinencia como palanca de empleabilidad y evitar a toda costa evaluaciones que midan la calidad, preparación y resultados de los docentes del sistema.
Como era de esperarse, los cambios no les gustaron a quienes escondidos tras el fuero sindical por años han distorsionado la narrativa de la historia de nuestro país y manipulado a su antojo las oportunidades de niños y jóvenes, bajo el poder que les da el cuasimonopolio de la educación pública. Ante el ajuste del articulado de la ley estatutaria, y particularmente frente a la posibilidad apenas justa de empezar a ser sujetos de evaluación para medir la calidad de su trabajo docente, los líderes de Fecode, acostumbrados a presionar por vías de hecho sus caprichos sobre el modelo educativo nacional, amenazaron con salir a paro el 12 de junio, poniendo inescrupulosamente en vilo el derecho a la educación de alrededor de 8 millones de niños colombianos, hasta tanto no se retire el proyecto de ley estatutaria modificado por el Senado.
Pero más se demoró Fecode en sentar su amenaza, en la que deja nuevamente en evidencia que la educación y el desarrollo del país poco les importa porque lo de ellos es la política y los beneficios rentistas, que el presidente Gustavo Petro, en salir a justificar sus exigencias y a defenderlos por el canal oficial del gobierno “X” (antes Twitter). Escribió el presidente, haciendo alarde de una insensatez inverosímil, que cuando en el gobierno de Pastrana hubo conflicto por el concurso docente para evaluar y calificar en el escalafón, él se opuso como parlamentario porque “Es la visión de creer que los seres humanos actuamos como los caballos en competencia…. Los seres humanos no compiten, los seres humanos nos solidarizamos entre nosotros. La creencia de una competencia humana permanente y autodestructiva solo está en la ideología neoliberal”.
Varias cosas pasa por alto el presidente en su trino. Para empezar, fundamental entender que la educación pública la financiamos todos los colombianos con nuestros impuestos, de ahí que exigir calidad y resultados no sea un exceso de la ideología neoliberal, sino que es un derecho en un Estado Social. Adicionalmente, y como en la explicación más básica del Darwinismo social, la experiencia da cuenta que son los mejores los que tienen opciones aventajadas para su supervivencia. En tal sentido, y aplicado al caso, negar la posibilidad de la evaluación supone, por un lado, evitar que los maestros más destacados tengan las mejores posiciones en el Magisterio y mayores beneficios y, por el otro, arrebatar oportunidades de bienestar y progreso a quienes, dadas sus condiciones materiales, no tengan otra opción que depender del sistema público de educación, condenándolos, finalmente, a perpetuar dicha dependencia
Bien le haría al presidente Petro y a los directivos de Fecode (que deberían estar pronunciándose en la calle, pero por los atropellos de los que han sido víctimas ante el perverso experimento social de la reforma a la salud de este gobierno) detenerse a recordar que el ser humano en su evolución, ha buscado naturalmente destacarse para tener mejores condiciones de supervivencia. El mérito, parafraseando a Isaiah Berlin, es entonces libertad en tanto capacidad que tiene el ser humano de orientar sus decisiones y acciones hacia lo que más le conviene.
Presidente Petro y señores de Fecode, coartar la posibilidad del mérito no es solo contraevolutivo, sino que constituye una afrenta a la libertad como derecho humano y fundamental, y en este país, las libertades las defendemos y las honramos.