Todo parece trastornar al presidente Petro, cuando apenas alcanza a un segundo año del mandato que quiere prolongar.
El santo se le ha puesto de espaldas ante erróneas acciones que lo comprometen y le restan credibilidad. La cosa económica de capa caída, las adversas decisiones del poder legislativo frente a la locomotora de reformas mal presentadas y defendidas, de una paz total que ha que siembra el pánico en todo el territorio, al desbarajuste en las cárceles, la inexplicable reducción de los recaudos impositivos, la errónea suspensión de la exploración y explotación de hidrocarburos, la suspensión de exportaciones carboníferas y todas las cosas que parecen no tener dirección.
La terquedad ha sido meta de su vida y lo ha acompañado durante su paso por las filas guerrilleras, actuaciones parlamentarias, manejos electorales y pésima administración distrital. Cada vez deja mucho por pensar al país que hoy gobierna.
Nada se diga de cuanto ocurre con la corrupción que se observa en las actuaciones que ejercen quienes se benefician de sus favores, encargos y designaciones.
Innumerables son los errores que se le endilgan a quien ganó las últimas elecciones, cuya financiación es investigada por el Consejo Nacional Electoral, pero ardorosamente defendida por la Comisión de Investigaciones de la Cámara de Representantes.
El santo -no Santos- le ha volteado la espalda cuando erróneamente y sin análisis reduce los gastos urgentes del Estado, pero busca un incremento de la deuda, por encima de lo ordenado por la regla fiscal. Esto nos lleva a un golpe brutal a la producción, el desempleo, la inflación.
El presidente, sin respeto alguno, aumenta su desprecio por la comunidad. Difícilmente cumple una cita, nacional o internacional. Le fastidia y estraga cumplir citas por importantes que ellas sean. Esta semana en Nariño, quiso conquistar a los indígenas para hablarles de su constituyente. 10 mil de ellos lo esperaban, pero fueron abandonando la manifestación preparada - ¿o prepagada? - por dejarlos plantados más de 8 horas. Solo 300 escucharon la perorata presidencial.
Culpables del desencanto hay por montones, abundan quienes lo han enredado con corrupciones, que le endilga al gobierno de su predecesor Duque, quien debió soportar los costos de la pandemia.
Esta semana le dio por visitar Suecia y Suiza, en donde incumplió las primeras citas, con las que buscaba ese delirio por un liderazgo mundial en busca de la descarbonización y la paz, olvidando que dependemos económicamente de las exportaciones de crudo y carbón, así como del apoyo de USA para combatir el narcotráfico.
Este panorama crece día a día, porque el santo continúa dando la espalda, mientras la terquedad y el desgobierno manejan la cosa pública y quien debe tomar las riendas parece cada vez más ausente. Solo utiliza el twitter y los consejos de unos asesores que tampoco saben para donde van, ni camino por recorrer, porque sus santos desconocen el manejo de una democracia bajo las normas constitucionales de derecha, izquierda o centro.
BLANCO: 70 años celebró ayer la televisión colombiana, con actos académicos, programas y documentales muy bien elaborados por RTVC.
NEGRO: El sistema financiero está ausente de la realidad y de los consejos del superfinanciero, profesor Ferrari. Desconoce la sana competencia.