Hace unos días, el periodista Mauricio Vargas, siguiendo la agenda de quienes buscan el sucesor del Pontífice, presentaba unos candidatos que a su juicio podrían ser quienes ocupen la silla de Pedro en el orden # 267. Una semana más tarde, se da a conocer un nuevo libro bajo el nombre “El Sucesor”, donde el papa Francisco figura como autor del libro, pero, como es natural, solo pueden atribuirse a él las respuestas directas a las preguntas y sus frases entrecomilladas, puesto que corresponde a un diálogo con el periodista Javier Martínez-Brocal.
Como lo dijo el Papa en su primera audiencia ante la prensa, el 16 de abril de 2013, “La Iglesia, aunque ciertamente es una institución humana e histórica con todo lo que esto comporta, no tiene una naturaleza política, sino esencialmente espiritual: Es el pueblo de Dios. El santo pueblo de Dios que camina hacia el encuentro con Jesucristo”. Ahí lo dice, es una institución de naturaleza espiritual, así que la “gabinetología” o escoger entre el grupo de cardenales quienes serían los “papabiles”, le corresponde más es al Espíritu Santo, razón por la cual, decía el cardenal Castrillón a L´Osservatore Romano hace tiempo: “Aunque todos sabemos que una cosa piensa el hombre y otra cosa piensa Dios. Uno puede escoger al más saludable y media hora después puede morirse”.
Así, es como dice el libro, que se fueron formando, poco a poco, “dos ruidosos bloques de adeptos de uno u otro pontífice que cristalizaron en dos mentalidades de “adversarios”, entre los que están quienes buscan, a toda costa el desprestigio del papado y de quien esté al frente del mismo… La rivalidad entre los “seguidores” de uno u otro papa dio paso a un continuo atribuir a uno solo de ellos la mayoría de los males de la Iglesia o la única solución posible a las dificultades a las que se enfrentaba.”
La condición para ser pontífice es, únicamente, ser varón, soltero y bautizado, para ejercer como Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano y desarrollar la plenitud de los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial mientras ejerza como tal y, como como cabeza del Colegio de los Obispos y Vicario de Cristo, es el Pastor de la Iglesia Universal.
Papa es un acrónimo del latín Petri Apostoli Potestatem Accipiens: “el que sucede al apóstol Pedro” y, en “El Sucesor”, se encuentra un relato en primera persona de un escenario vaticano insólito: la convivencia, durante casi una década, de dos papas, Benedicto XVI y Francisco. Allí se cuenta con naturalidad, y por primera vez, cómo fueron esos tiempos, sin esquivar las polémicas y dificultades que los marcaron, incluso por la intervención del secretario privado de Benedicto y luego defenestrado jefe de la Casa Pontificia, el arzobispo alemán Georg Ganswein, enviado sin funciones a su país a la muerte del emérito.
Francisco, sin duda, le ha dado un gran impulso a la Iglesia y posee gran atracción sobre la gente, por su mensaje, por sus palabras de amor, de cuidado, de compasión, de cercanía y de proximidad.