El velo de la generación de empleo | El Nuevo Siglo
Sábado, 29 de Junio de 2019

Lauchlin Currie en los años 50, ante la evidente falta de planeación y el ineficiente uso de los recursos en Colombia, insistió en la idea de fortalecer sectores líderes generadores de empleo. Sectores caracterizados por la alta demanda de sus productos, la alta elasticidad del ingreso de la demanda y por la capacidad de crecer significativamente mediante estímulos externos.

Uno de ellos era la construcción, donde se sugería que el estímulo al ahorro privado, con el fin de estimular el crédito para vivienda, permitiría generar mayor crecimiento en la medida en que se propiciaban cambios en la proporción de factores y en el grado de especialización, que tendían a reducir los costos y ampliar el mercado.

La construcción se caracterizaba por la capacidad de crecer significativamente mediante estímulos exógenos, lo que generaría un gran impacto en el crecimiento total. Currie propuso la orientación de los planes masivos de construcción hacia los sectores medios de la población que tenían mayores posibilidades de demanda. Esta estrategia permitiría un proceso escalonado de adquisición de vivienda de los sectores de medio ingreso a los de menor ingreso, lo cual mantendría activa la construcción, un auge en la actividad edificadora y una alta generación de empleo en el sector y en los sectores vinculados a la cadena productiva de valor.

Si bien esto fue cierto durante los años 80 y una parte de los 90; contra todos los pronósticos, el sector de la construcción dejó de ser uno de los grandes generadores de empleo. Desde el año 2001 al primer trimestre de 2019, mantiene una tasa de ocupación del 5.5% aproximadamente, comparado con el 26,2% y el 18,3% en promedio durante el mismo periodo del comercio y la agricultura respectivamente. Sin embargo, esto no se debe a que la construcción haya perdido la alta capacidad de generar empleo no calificado, sino porque existe un alto nivel de informalidad que disminuye la calidad de los empleos que allí se generan.

Desafortunadamente, cerca de 70 años después, cuando la economía colombiana enfrenta un escenario de desaceleración, el desempleo presiona hacia arriba, y ante la evidente falta de planeación, no se ve clara una estrategia de movilización de factores productivos hacia los sectores líderes como lo propuso Currie, y por el contrario, desde el año 2017 se desaceleró en crecimiento de la construcción.

Los cesantes en el sector de la construcción aumentaron un 19% entre noviembre de 2018 y enero de 2019 -y aunque disminuye la velocidad de pérdida de puestos de trabajo en el sector- a febrero aumentaron los cesantes del sector en un 8,6%. Esto quiere decir que aunque la tasa de ocupación del sector se mantiene, los nuevos cesantes en el sector de la construcción responden a la caída de la construcción en vivienda y a la demora en la materialización de las nuevas licencias.

Lo anterior implica que los programas de incentivo a vivienda deben –como lo indicaba Currie- orientar los planes masivos de construcción hacia los sectores de ingreso medio que cuenten con mayores posibilidades de demanda, así el esfuerzo en sostener subsidios y la probabilidad de fracaso del programa es menor.

Dicho de otra forma, el estímulo que se le debe dar al sector de la construcción, no puede llegar de incentivos a los constructores, ni de transferencias a la demanda a los sectores de bajos ingresos, sino a través de programas de clase media que permitan la movilidad social y mantengan activa la construcción y la generación de empleo formal en este sector.

*Instructor Asociado, Departamento de Economía, Universidad Central

jchamorrof@ucentral.edu.co