Nacida en Cali, el 22 de diciembre del 2000, pero criada en Buenaventura, Tatiana Rentería Rentería tuvo una infancia con dificultades, pero entendió cómo afrontar la situación: “Tatiana Rentería es alegría; aunque tenga muchos problemas estoy alegre, cuando estoy bajando de peso estoy alegre. Eso me representa a mí, y mis compañeros siempre me lo mencionan, mi alegría y mi humildad. Pasan los problemas y yo no me amargo”.
La situación en su hogar hizo que Tatiana combinara trabajo (en la madera o en la pesca) y estudio, desde los 11 años, para ayudar a su familia: “yo trabajaba y estudiaba, tenía que sacar a mi familia adelante, quería avanzar”. Sin embargo, aquel camino para progresar llegó a su vida, de forma inesperada, cuando ingresó a un internado (en donde estuvo hasta los 18 años).
Ubicado en Buenaventura, la Fundación Servicio Juvenil Bosconia la acogió como su hogar y la Institución educativa José Ramón Bejarano, a escasos metros del internado, también fue fundamental para la formación y la dedicación que acompañan a la Tatiana del presente.
“Yo me crie con hombres, recuerdo mucho que no me quería juntar con las mujeres porque para mí eran muy chismosas. Así que me crie con hombres, yo era uno más, jugaba con ellos, peleaba con ellos y disfruté muchos momentos con ellos”, expresa Tatiana con una sonrisa que conmueve al mirarla.
Fue en esta época en la que el deporte apareció en su vida, las dos primeras pasiones fueron el fútbol y el levantamiento de pesas. En el primero disputaba los encuentros en la posición de central, sin embargo, la salida de balón del equipo tuvo un cambio cuando las botas y el césped mutaron en un gimnasio y en las pesas.
Tatiana se ríe al preguntar por el levantamiento de pesas, no ha quedado completamente de lado, pues en la lucha la fuerza también es vital. En aquel entonces, la práctica de este deporte le representó un desafío y un reto constante, en primera instancia porque debía responder en sus estudios y trasladarse, aproximadamente una hora diaria, hasta el escenario deportivo. Por otro lado, esta disciplina la retaba, junto con sus compañeros, a conocer quién hacía mejor los movimientos y quién levantaba más peso.
No obstante, la lucha deportiva apareció cuando su entrenador de levantamiento de pesas no pudo asistir a los entrenamientos durante varias semanas. En ese momento, una parte del internado fue acondicionado para la práctica del deporte de su vida: “la lucha me cautivó, los juegos de calentamiento y los constantes retos me impulsaron a permanecer en el deporte, por eso me gustó”.
Tatiana no se arrepiente de cambiar el fútbol y el levantamiento de pesas por la lucha, pues en esta última tuvo un desempeño destacado, en su primer torneo, con tan solo tres días de entrenamiento. Aquel certamen apareció en un abrir y cerrar de ojos, su primer combate dejó algo inolvidable: “mi primer enfrentamiento me hizo sentir muy bien, sabía que era un reto que me había planteado y luchar frente a mi primer oponente era cumplirme una meta propia”.
Aquella imborrable sensación de progreso se unió a la evidencia de sus virtudes en el deporte, pues se instaló en la final del torneo tras derrotar a luchadoras que llevaban años de entrenamiento: “esa primera final me hizo sentir bien porque confiaba en mí y al llegar ahí me di cuenta de que esa meta no era difícil para mí”.
Con una mirada risueña, Tatiana reconoce que perdió aquella final por no conocer en su totalidad las reglas del deporte. No fue falta de actitud ni mucho menos de ganas por adjudicarse la victoria, fueron detalles como la pasividad en el combate los que decidieron aquel certamen.
Tatiana utilizó esa primera derrota como combustible para su motivación: “si con solo tres días conseguí mi primera la final, ¿hasta dónde podré llegar si entreno con regularidad?”, esa poderosa pregunta fue el punto de partida para el viaje que la colombiana emprendería.
Reto a reto, escalón a escalón
“Si quieres conseguir un sueño tienes que estar constantemente luchando por él. Tienes que perseverar por tu sueño. En la vida hay subidas y bajadas, pero si es necesario hay que levantarse miles de veces”, con una mirada contundente, Tatiana destaca que, aunque al principio los sueños parecen imposibles, son los escalones que avanzamos los que permiten crear una oportunidad para triunfar.
Su inicio fue complejo, su familia no apoyó su decisión de centrase en el deporte, pero esta situación no la desmotivó, pues ella estaba centrada en continuar su recorrido: “la situación fue complicada, incluso me fui a vivir con mi profesor y unos compañeros. Aunque me sentí un poco decepcionada, me decidí hacerlo porque entendí que era un bien para mí”.
Con el paso de los entrenamientos, Tatiana fue progresando, pero las dudas fueron determinantes durante sus primeros pasos: “cuando yo comencé el profesor me decía que iba a salir adelante, pero yo no veía resultados. No veía algo que me encaminara a lo que él me decía. Ahora que estoy aquí lo entiendo, el deporte es un camino para seguir y vivir”.
Los entrenamientos, la perseverancia, la entrega y la mejora trajeron consigo a las victorias. Tatiana destaca que fue desgastante entregarse al entrenamiento sin ver resultados, pero al ganar, la llama de su alegría la iluminó con más fuerza: “el profesor no me había mentido, veía los resultados, veía ese camino y sí se estaban dando los resultados”.
Tatiana siempre confió en sí misma, ese fue uno de los pilares fundamentales para que aquellos valores afloraran en sus primeros resultados: “yo creía en mí misma, reconocía el potencial que tenía, entonces sabía que si me interesaba en cualquier otro deporte también lo iba a lograr, porque creía en mí”.
Esa perseverancia ante la adversidad dejó como resultado una de las victorias personales que más recuerda Tatiana, aquel campeonato sub23 del 2021 en Catar: “cuando fui campeona mundial en Catar, me aprendí las reglas como en una o dos horas y logré ser la campeona”.
Eso sí, para la colombiana la perseverancia con sus retos y proyecciones personales no tendría el mismo valor sin su talento innato, ella misma lo considera como uno de sus tesoros personales.
Uno de los principales retos que Rentería sufrió en su carrera deportiva fue la práctica de la lucha en la arena: “en arena las cosas son muy diferentes, te puedes lesionar más fácil, te entierras, las caídas son fuertes. Incluso uno se cansa más rápido”. Sin embargo, ese impedimento no fue motivo para desistir y Tatiana consiguió sobreponerse y adaptarse ante un nuevo reto.
La lucha deportiva también representó un proceso mediante el cual Tatiana consiguió avanzar en su aspecto personal y conocer a quién es hoy un ejemplo: “cuando inicié no la conocía (a Jackeline Rentería), en ese entonces yo entraba a los entrenamientos y no hablaba con casi nadie. Pero cuando fui avanzando y realizando procesos con la selección Colombia ahí la conocí, Jackeline es un ejemplo para mí. Cuando me fui empapando en la lucha, que campeona olímpica y todo eso, me pareció un ejemplo”.
De esta forma uno de los principales retos que tiene Tatiana corresponde a superar a la figura de Jackeline Rentería. Para lograrlo el paso a paso a seguir está claro, por lo que el primer escalón para la gloria olímpica correspondió al campeonato nacional: “ser campeona nacional me dio felicidad porque ese era el primer escalón para llegar a ser campeona olímpica”.
Aunque ser campeona nacional es un reconocimiento que pocos logran alcanzar, en cualquier disciplina deportiva, para Tatiana esa experiencia fue difícil de tratar con su familia, pues el tiempo que le dedicaba a la lucha le impedía trabajar o, como lo menciona ella, “aportar en el hogar”.
Juegos Panamericanos, Centroamericanos y del Caribe, Juegos Suramericanos de Playa, en el Campeonato Mundial de Lucha y en los Juegos Olímpicos son algunos de los certámenes en los que Tatiana ya tiene una medalla a sus 23 años. Sin embargo, estos reconocimientos no le significan un cambio personal: “he sido una campeona a la que los títulos, logros, metas y objetivos no la han cambiado en nada. Por supuesto que me enorgullece tenerlos, pero esos reconocimientos no han cambiado mi esencia, mi alegría, mi humildad, no han cambiado quién soy”.
Cada podio al que Tatiana se ha subido le representa una superación de las metas que ella misma coloca en su día a día, recientemente, el tercer lugar en el Campeonato Mundial de Lucha en Belgrado 2023 le permitió conseguir un reto muy personal: “clasificar a los Olímpicos fue un sueño que creció a medida en la que llegando las victorias. Parecía un reto imposible pero no, sí era algo posible”.
Aunque la cara del deporte que hemos repasado es la ‘buena’, Tatiana expresa que también existe un lado no tan agradable en la práctica de cualquier disciplina deportiva: “hubo un momento en el que pensé dejar el deporte, fue cuando tuve a mi hija, el tiempo no alcanzaba para hacerlo todo (trabajar, mantener una familia, entrenar y practicar el deporte), realmente lo consideré”.
Su pareja y su hija son la principal motivación para Tatiana, sin embargo, esto no ha sido impedimento para perderse momentos únicos: “sí me he perdido varios momentos, la dejé muy pequeña, no la vi cuando empezó a caminar, cuando dijo su primera palabra, entonces…”, su voz se entrecorta, pero inmediatamente recuerda la razón por la que lo hace: “quiero dejarle un futuro a ella (su hija), incluso ella me dice que quiere ser como yo. Ella quiere ciclismo, patinaje, lucha y baile”.
Un reto llamado París 2024
“Esto es un reto para mí, voy a clasificar a los Olímpicos y a ganarme una medalla. La clasificación a los Olímpicos fue un reto para mí”, así de contundente expresa Tatiana el momento exacto en el que entró en su mente el sueño de ser campeona olímpica y continúa: “yo no cambio nada, yo me menciono que esto es lo que he venido buscando, soñando, perseverando y así como hice todo lo anterior debo enfrentarme a ese reto que tengo enfrente”.
“El principal objetivo es la medalla de oro, está en mi mente, esa es mi meta. Si no consigo una medalla quiero demostrar el talento que hay en Colombia y que con más apoyo podemos lograr lo que queremos”, Tatiana es contundente con sus palabras y sabe que no desistirá hasta conseguir lo que se propone.
La Torre Eiffel es otra de las motivaciones que Tatiana tiene para conseguir una presea en París 2024, incluso, reconoce que la ansiedad por el reto de París ya está presente. “quisiera enfrentarme a ese reto (París) de una vez y conseguirlo ya, porque sé que lo puedo lograr”.
Tatiana continúa explicando las razones de su objetivo: “la medalla de oro se debe a que me gusta pensar en grande, Jackeline obtuvo plata y bronce y yo le dije a ella que la iba a superar. Asimismo, porque con esa medalla de oro le quiero dar una casa a mi hija”.
Aunque muchas personas quisieron derrumbar a la luchadora colombiana, ella siempre tuvo presente el consejo de su abuela: “como lo decía mi abuela: A palabras necias odios sordos. Hubo muchas personas que me dijeron que no iba a llegar allá. Pero con esta clasificación demostré que si uno se pone una meta la puede conseguir, no es lo que los demás hablen de ti, sino lo que uno quiero para sí mismo”.
Rentería reconoce que la relación con Dios también le ayudó a superar muchos momentos negativos: “en Dios encuentras paz, sientes que siempre estás acompañado por tu ángel a cualquier lugar a donde vayas, esta relación la mantengo desde que tengo uso de razón, ha sido un gran apoyo en mi carrera. Me hablo a mí misma y confío en que si Dios me trajo hasta aquí es porque me tiene buenos propósitos”.
Tatiana ya conocía el reto llamado París 2024 y sin dudarlo entro a la competencia con la convicción de ganar. Sus primeros Juegos Olímpicos iniciaron el sábado 10 de agosto, el Campo de Marte fue la sede y el podio olímpico era la meta para una luchadora que sabía de lo que era capaz.
Los octavos de final de la lucha libre femenina, en la categoría de los 76 kilogramos, la emparejaron con la tunecina Zaineb Sghaier. Fue un combate ajustado en el primer periodo con un 3 – 4, en contra de Tatiana. Siendo fiel a su paso a paso, la colombiana no bajó los brazos y ratificó que la victoria era suya al remontar el resultado y conseguir el 8 – 4 final.
Su siguiente paso fue en los cuartos de final, la representante de Mongolia Enkh-Amaryn Davaanasan representó un gran reto que finalizó en el primer periodo con un 2 – 1 a favor de Tatiana. La colombiana continuó en ascenso, su meta estaba clara, por lo que marcó cuatro puntos más para asegurar el 6 – 3 final, junto con el cupo a la siguiente instancia.
La semifinal frente a la actual campeona del mundo, la japonesa Yuka Kagami, dejó en evidencia su potencial. Tatiana inició ganando 1 – 0 con su gran virtud, con un contraataque veloz y contundente. La reiterada pasividad de la japonesa le significó el 2 – 0 a favor de nuestro país, ya que no consiguió marcar un punto durante los 30 segundos de sanción.
El segundo set separaba a la colombiana de conseguir el cupo a la final, sin embargo, un pequeño descuido derrumbó el sueño, pues la asiática revirtió el marcador hasta el 2 – 4 final. “Nada se ha perdido, aquí estamos dándola toda y aquí vamos a seguir luchando”, esas fueron parte de las primeras palabras de Tatiana luego de su derrota en las semifinales.
Lejos de enumerar sus pesares, Tatiana se centró en la alegría por disputar la medalla de bronce. La cita tenía como fecha el 11 de agosto, el lugar era el Campo de Marte y el final uno que solo conocía Jackeline Rentería. La colombiana enfrentó a la ecuatoriana Génesis Reasco en un combate estratégico.
Nuestra representante contaba con un estratega de alto nivel, su entrenador, Mario Izquierdo, sabía que era una partida de ajedrez, en la que un movimiento en falso podría significar el final. Con sus constantes indicaciones, sumado a la determinación de Tatiana, la medalla de bronce tenía el sello colombiano cuando el tiempo finalizó y el marcador anunciaba el 2 – 1.
“Así como lo comenté ayer, yo sabía que debía estar enfocada en este combate, debía seguir luchando porque no se había acabado. Jackeline (Rentería) tiene mucha experiencia, la escucho y ella sabe que quiero superarla con una medalla de oro que espero obtener en los próximos Juegos Olímpicos”, esas fueron las primeras palabras tras un debut olímpico a la altura, la confirmación de una luchadora con aspiraciones tan grandes como su fuerza y tan reales como su medalla, misma que representaba la cuarta para Colombia en París 2024.
Cuando se termine la lucha deportiva
Tatiana es consciente de lo efímera que es una carrera deportiva, pues desde que tiene uso de razón siempre actúa para mantener un futuro claro: “en marzo presenté el Icfes, fue la primera vez que pude hacer la prueba, porque las anteriores dos o tres veces que la pagué no la pude presentar porque no estaba acá”.
La atleta no tiene definida la universidad a la que quiere entrar, pero tiene claro que será en la carrera deportiva y enfocada en la prioridad de estudiar: “para mí el estudio es una parte muy importante porque te permite planear tu futuro, no es esperar a que se termine la lucha para preguntarme que voy a hacer, lo hago desde ahora porque el futuro debe estar derecho”.
Con la mano en el corazón Tatiana sabe que su ejemplo, a través de sus acciones, impactan en las personas que rodea y a su natal Buenaventura: “escuchar el Himno de Colombia en el podio representa mucho para mí porque me permite ser un ejemplo para todas las personas que han vivido situaciones negativas como el desplazamiento o la violencia, soy un ejemplo para ellos porque yo también vengo de abajo”.
Sin ningún tipo de duda, la luchadora tiene claro que ayudará a Buenaventura a través de quienes la apoyaron en su pasado: “ayudar a los niños del internado donde salí, soy de Buenaventura, quiero que los niños no vivan lo mismo que yo viví en mi infancia”.
De esta forma, Tatiana comenta que su proyecto a futuro continúa ligado al deporte, a su espíritu alegre y acompañada de sus seres queridos; entiende que los malos momentos no se pueden borrar, pero asegura que es una decisión personal: “en esta vida está tanto lo malo como lo bueno, usted verá cuál escoge. Hay cosas que tenían que pasar, pero nosotros decidimos que hacer con eso”.
Para Tatiana el mensaje que quiere expresar como persona es claro: “yo quisiera transmitir que no hay nada imposible en esta vida, las cosas no se consiguen de la noche a la mañana, pero perseverando nos demostramos a nosotros mismos que todo es posible. Como atleta debemos representarse a usted mismo, tal cual y como es. Uno es campeón olímpico, pero eso queda atrás, mientras que la persona es lo que nos acompaña hasta la muerte”.
Aunque parezca imposible, la lucha está presente en cada persona durante el día a día, quizás son nuestras propias barreras mentales las que no permiten acudir al combate que nos permita mejorar, avanzar y progresar. No hay reto a alcanzar sin perseverar hasta el final, Tatiana Rentería la luchadora del día a día.
Por Diego Alejandro Vargas
Periodista del Comité Olímpico Colombiano