El 29 de junio inicia la inscripción de candidatos y candidatas para las elecciones de autoridades territoriales en octubre -gobernadores y diputados; alcaldes, concejales y ediles- para el periodo 2024-2027. La elección popular de alcaldes es institución fundamental de la democracia municipal y la descentralización política. La cual, se ha venido consolidando en Colombia, pese a las dificultades fiscales y de algunos retrocesos o frenos que afectan la autonomía territorial y la participación ciudadana. En todo caso, la democracia local es un proceso permanente que se reafirma en cada debate electoral.
Colombia es un país de ciudades y de regiones. Realidad que se ha acelerado en los últimos cincuenta años. Pero, su ordenamiento y articulación -nacional y regional- ha resultado ser una dimensión compleja por múltiples causas; las cuales, van desde las violencias y la guerra, la pobreza, el modelo de desarrollo, la desactualización catastral y la baja tributación, la infraestructura; pasando por la corrupción y la criminalidad, hasta las dificultades normativas y de gestión. De allí, en gran parte, los problemas para el desarrollo del 90% de sus municipios y las persistentes brechas socio territorial.
El proceso de urbanización ha sido rápido. Actualmente, el país cuenta con algo más de 150 centros urbanos importantes, integrados por las ciudades capitales de departamento y los centros dinámicos intermedios y pequeños, en donde en conjunto habita más del 70% de la población del país y se genera algo más de las tres cuartas partes del PIB nacional. Tal especificidad urbana nos diferencia de otros países de la región. Y, más que una caracterización de su conformación territorial, también resulta ser una importante expresión de su diversidad y potencial para su desarrollo.
En este sentido, el Conpes 3819 de 2014 adoptó la política para consolidar el sistema de ciudades. Y, el nuevo Plan Nacional de Desarrollo del gobierno Petro, a través la estrategia de Convergencia Regional, busca reducir las brechas socioeconómicas en los territorios, aprovechando y fortaleciendo los ejes regionales que se conforman alrededor de las grandes ciudades. Así mismo, avanza la misión de descentralización -comenzó hace un año- que pronto deberá entregar sus iniciativas para ordenar y definir la distribución de competencias entre la Nación y las entidades territoriales.
Así, lograr avances normativos, de planeación, inversión y articulación en torno al crecimiento urbano cobra mayor importancia para responder a los desafíos del desarrollo territorial, profundizar la descentralización y la autonomía municipal. Además, el gobierno territorial es cada vez más exigente, evidenciándose una creciente inconformidad de los ciudadanos con la gestión de alcaldes y alcaldesas; especialmente en los grandes centros urbanos. Los resultados de la encuesta Invamer-Poll de abril, muestran esta tendencia en la que todos vienen aumentando en desaprobación: Bogotá (64), Bucaramanga (57), Cali (83), Medellín (57) y Barranquilla (43). Necesario el debate sobre las causas y las consecuencias.
Los procesos regionales y urbanos son complejos y demandan nuevas soluciones a problemáticas crecientes. Pero, no se puede seguir sumando dudas y frustraciones cada cuatro años. Por ello, en la actual coyuntura, la elección de alcaldes en las grandes ciudades exige ir más allá de las meras estrategias mediáticas y electorales. Pues, la respuesta a los problemas próximos, reales y cotidianos de sus habitantes es de la esencia del gobierno urbano y regional.