Se llevó a cabo en Bogotá el Primer Encuentro Hispanoamérica Integral, un gran esfuerzo que permitió -por primera vez en esta parte del globo- reunir en un solo escenario a líderes que en diferentes áreas del conocimiento aplican el Modelo Integral desarrollado por Ken Wilber.
Una primera gran virtud del Modelo Integral es generar espacios de diálogo entre diferentes disciplinas, que desde su enfoque particular sobre áreas específicas de la vida han construido un conocimiento encerrado en sí mismo, auto-validado y auto-referido. Si bien ello ha sido importante para el avance de las ciencias, como humanidad necesitamos con urgencia el surgimiento de otras maneras de concebirnos a nosotros mismos, al mundo y a la vida. Ello solo es posible mediante el diálogo de saberes, la posibilidad de conjugar diferentes enfoques vitales que, integrados, abran la posibilidad a nuevas preguntas acerca de la existencia, a partir de las cuales seamos capaces de elaborar nuevas respuestas, pues las actuales resultan insuficientes para los grandes problemas que afrontamos. Necesitamos transdisciplinariedad, integralidad.
La segunda gran virtud del modelo planteado por Wilber es combinar la confluencia de los saberes desarrollados con la expansión de la consciencia. Ella no es algo estático ni predeterminado, sino un despliegue continuo del darse cuenta del yo, el nosotros y el todo, para ampliar la comprensión de la vida de tal forma que podamos construir otras dinámicas de no juicio, no competencia, no fragmentación y no exclusión.
Sin duda, el Modelo Integral es una propuesta ambiciosa: necesita serlo, precisamos que lo sea, para responder hábilmente a esos problemas que amenazan con acabar al planeta tal y como lo conocemos: inequidad económica, reflejada en concentración de la riqueza y repartición de la pobreza; prácticas políticas que favorecen la corrupción y los intereses de unos pocos; explotación de la Tierra y sus recursos a como dé lugar, con costos generalizados en deterioro del ambiente, contaminación, deforestación y extinción de especies; guerras religiosas en nombre de Dios; organizaciones deshumanizadas, en las que predomina la lógica del mercado por encima del bien-ser de las personas y del Todo; modelos educativos diseñados para generar nuevas esclavitudes antes que efectivas libertades…Todo ello puede resumirse en la profunda desconexión que tenemos los seres humanos con nosotros mismos, nuestros entornos y la vida.
En el Primer Encuentro Hispanoamérica Integral se conversó sobre todo ello. A partir de prácticas meditativas y de integración corporal se favoreció el encuentro consigo mismo y con los otros. Desde conferencias magistrales sobre consciencia, espiritualidad, transformación y nuevas formas de organización se abordaron las encrucijadas humanas de hoy. Diferentes ponencias sobre administración, salud, urbanismo, ecología humana, cambio climático, arte, literatura, psicología y educación permitieron ampliar las fronteras hacia la evolución humana. Talleres sobre liderazgo, poder, justicia, terapia, desarrollo humano y sacralidad fueron espacios para vivenciar la integralidad, una palabra que se dice fácilmente pero que requiere, para que sea real, el compromiso consciente de ser y estar en el mundo desde un lugar distinto: el pleno reconocimiento de sí mismo para que sea posible el reconocimiento total de las demás personas. Esperamos desde ya que de este encuentro emerjan múltiples apuestas amorosas para cumplir nuestra responsabilidad vital, integrada y en integralidad.