El Eln con su escalada terrorista se ha propuesto hacerle daño al país con el vano propósito de forzar la reanudación de la Mesa de Quito, pero sin renunciar a su ofensiva guerrerista, la cual se ha traducido en la voladura de gasoductos, derribamiento de puentes y el execrable asesinato a mansalva de policías recientemente en Barranquilla. Esta vez el blanco de sus aleves ataques ha sido la infraestructura eléctrica. Dos torres del Sistema de Transmisión Nacional que transporta la energía desde el interior del país a la región Caribe fueron derribadas. A consecuencia de estos dos atentados, dos de los tres circuitos que interconectan a la región Caribe con el interior del país quedaron indisponibles y sólo se mantiene el que opera a través de la subestación de Ternera.
Esta circunstancia puso en grave riesgo el abastecimiento de energía a la región Caribe, dado que hasta ese momento prácticamente toda la demanda se venía cubriendo con la energía suministrada por las hidroeléctricas, aprovechando su bajo costo ahora que el nivel de los embalses favorece su operatividad. Ello obligó al Sistema Interconectado Nacional a apelar a la generación térmica de la región, que por fortuna cuenta con una capacidad instalada 2.573 MW de potencia, más del 50% de la capacidad de generación térmica del país. Gracias a este respaldo del parque térmico de generación, suficiente para responder a su demanda máxima, que bordea los 2.450 MW, no tuvimos un apagón en la región Caribe.
Todo el parque térmico de generación operó a su máxima capacidad de generación, lo cual planteó otro reto, el abastecimiento del combustible para que las plantas puedan operar. Al operar a full, la denominada generación por seguridad, la disponibilidad de gas natural se tornó insuficiente y por ello se tuvo que echar mano del gas proveniente de la Planta regasificadora de Barú (Cartagena). Esta le sirvió de tabla de salvación al Sistema para conjurar el riesgo de racionamiento que ya era inminente. De no haber sido por esta Planta la región Caribe se hubiera visto sometida a un severo racionamiento del fluido eléctrico.
Y justamente previendo contingencias como ésta fue que resolvimos, a nuestro paso por el Ministerio de Minas y Energía, desengavetar el proyecto de la planta regasificadora que hoy es una realidad. Esta tiene capacidad de almacenamiento de gas natural importado de 400 MMPC. Aunque su reserva de gas almacenada se agotó el sábado pasado, el domingo arribó un barco metanero desde Trinidad, el cual descargó 120 MMPC adicionales. Concomitantemente se logró restablecer uno de los dos circuitos averiados, aliviándose así la alta tensión a la que se estaba expuesto. La UPME acaba de anunciar la adjudicación del proyecto para la instalación de una segunda regasificadora en Buenaventura, la cual servirá para facilitar la importación de gas a la región pacífica cuando ello sea menester. Esta es decisión es oportuna y va en la dirección correcta.
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*Exministro de Minas y Energía