En contravía | El Nuevo Siglo
Martes, 6 de Junio de 2017

Apenas acababa de arribar de su periplo por el Medio Oriente y Europa, en donde marcó distancia con todos los líderes de los países aliados de los EE.UU. y haciendo alarde de su aislacionismo, al socaire de su frase de clisé "América primero", cuando le dio un puntapié al tablero, pretendiendo convertir en tabla rasa el Acuerdo de París contra el Cambio climático, anunciándole al mundo el retiro de los EE.UU. del mismo. El Presidente Trump ya se había anticipado a expedir 14 órdenes ejecutivas derogando las medidas que había tomado el ex presidente Obama, borrando con el codo lo que este había hecho con la mano en materia ambiental.

Este Acuerdo fue suscrito en diciembre de 2015 por 195 jefes de Estado, sólo Nicaragua y Siria se sustrajeron del mismo, el primero por considerar que el Acuerdo a su juicio no era satisfactorio y el segundo por estar enzarzado en una guerra civil y su propósito es conjurar el peligro en ciernes de que el aumento de la temperatura global supere los dos grados centígrados con respecto a la Era preindustrial, cuando ya el termómetro marca un incremento de 1.1 grados.

Se repite la historia, en 1997 el ex presidente demócrata Bill Clinton impartió su aprobación al Protocolo de Kioto y el ex presidente republicano George Bush se negó a ratificarlo, esgrimiendo los mismos argumentos de los cuales está echando mano Trump. Según él, el Acuerdo de París “debilita la economía” en los EE.UU. y “provocaría la pérdida de 2.7 millones de empleos para el año 2015”.

En su momento Bush manifestó lo mismo, que los EE.UU. no estaban dispuestos “a renunciar a sus mayores tasas de crecimiento en aras de darle cumplimiento a las estipulaciones del Protocolo de Kioto”. Sin embargo, el huracán Katrina, fenómeno extremo atribuible al cambio climático, se encargó de darle una dura lección a Bush. Según Lord May, Presidente de la Academia Británica de Ciencias, “los daños ocasionados por el huracán Katrina representan 1.7% del PIB”.

En cuanto a los empleos que supuestamente se destruirían por cuenta de la puesta en práctica del Acuerdo de París en los EE.UU., ello no es más que una falacia, puesto que, según un estudio de la Universidad de Columbia, se estima que el sector minero ha perdido, desde 2011, 60.000 empleos, la mayoría de ellos no atribuibles a las medidas tomadas por Obama sino por la sustitución del carbón por el gas natural barato, ahora que los EEUU se ha convertido, como lo dijo él, en “la Arabia Saudita del gas natural”, gracias a la revolución del fracking.

Tratando de dorar la píldora envenenada, planteó que "EE.UU se retirará del Acuerdo de París pero empezará negociaciones para volver al Acuerdo de París o a una nueva transacción en términos que sean justos". Los demás países, encabezados por la UE han dicho enfáticamente que este Acuerdo no es susceptible de renegociar.

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*Exdirector de la Federación Nacional de Departamentos