Definitivamente llegó el invierno económico. Las cifras de desempleo crecieron en Colombia y, recientemente, también se conoció que también las tasas de interés en Estados Unidos no bajan a la velocidad que esperabamos, lo que habla de una tendencia. Pero esa no fue la peor noticia.
Para completar, Estados Unidos reportó que su inflación bajó menos de lo que esperaban los expertos. Y aunque esto parecen un dato lejano, el hecho de que Estados Unidos tenga algo de inflación y pendiente hacía arriba de desempleo tendrá un impacto en la economía mundial. Y sí, en el bolsillo de casi todos.
Dado que la inflación no quiere bajar, los más seguro es que los bancos centrales se demoren todavía en bajar las tasas de interés. Y cuando las tasas de interés no bajan, hay poco crédito, poquísima inversión y, en definitiva, poco movimiento productivo. Todo es una espiral negativa que más temprano que tarde nos afectará.
La economía mundial no puede salir de una contracción muy fuerte. Pero sin superar del todo el resfrío por las alarmantes tasas de inflación que tuvimos que soportar en la era pospandemia. El bolsillo de los consumidores no resiste un golpe más. Y, como siempre, cuando salen cocodrilos de los bolsillos y el trabajo escasea llega la hora de hacer recortes. Para infortunio de los gigantes de la tecnología, la gente prefiere hacer mercado que pagar por un mes de cualquier servicio de entretenimiento tecnológico.
La situación está muy complicada para todo el sector tecnológico. El consumo de datos aumenta exponencialmente, pero los usuarios no quieren pagar por suscripciones para ver eventos en vivo, tampoco quieren (o pueden) pagar para renovar sus celulares. Es que el tema está tan complejo en algunos mercados nacionales e internacionales que está llegando la hora de escoger entre un mes de Netflix y echar dos o tres cosas más en el supermercado.
Ante este panorama desolador, lo que se escucha son rondas y rondas de despidos. Y eso sí, vale mencionar que el sector tecnológico fue quizá el sector que más contrató profesionales durante la pandemia porque se sobrepasó en optimismo. Ahora que estamos en las malas, todo ese personal que contrató, y en algunos casos ilusionó con grandes sueldos, está pasando hojas de vida por doquier.
Ahora sí que llegó el momento de la innovación. Llegó la hora de que todo el famoso (y algunas veces vilipendiado) ecosistema digital se vuelva a remangar y produzca soluciones, inventos y desarrollos que ayuden a sacarnos de este atolladero económico en el que estamos. Porque si todo se queda en algoritmos para pasar más tiempo en redes sociales, perdonarán el francés los que lean hasta acá, pero estamos jodidos.
Producir contenidos es caro. Desplegar infraestructura de conectividad es más caro aún. Y en tiempos de recesión repagar esas inversiones se está convirtiendo en algo prácticamente imposible. Si el sector tecnológico no sale con algunas soluciones para esta crisis económica se vienen tiempos muy oscuros.