FERNANDO NAVAS TALERO | El Nuevo Siglo
Miércoles, 9 de Noviembre de 2011

Los amores de Petro

 

DESDE  la convocatoria de la Constituyente del 91, el discurso de la Paz se expuso como fin último de la reforma. Quienes han fungido como jefes de Estado han enarbolado la bandera de la Paz y la Corte, con fundamento en este postulado, les ha dado interpretación y alcance a las leyes. En síntesis, se puede afirmar que el sentimiento de Paz se anida en el corazón de todos los colombianos. Sin embargo, hay que decirlo con franqueza, “obras son amores y no buenas razones”.
La historia, que seguramente la escribirán los que vieron los toros desde la barrera, se encargará de sentenciar quiénes actuaron de buena fe y quiénes se refugiaron en esta retórica para obtener dividendos. Por ahora, solamente se trata de encontrar una definición elemental que traduzca el sentimiento de la comunidad nacional para alcanzar esa meta y ese sueño que no puede anidarse sino en el Amor.
Curiosamente, únicamente el artículo 44, relativo a los derechos de los niños, alude al amor y, en cuanto a la Paz, el artículo 22 proclama que es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento.
Entonces, ¿por qué ha causado tanta hilaridad el discurso, improvisado, del Alcalde electo, por la circunstancia de haber insistido en la necesidad de construir la paz en el amor y confesar que es este sentimiento el que se anida en sus propósitos como administrador de la ciudad capital?
Las revoluciones más trascendentales de la humanidad han sido producto del Amor y sus líderes han pasado a la inmortalidad. Como ejemplo: Cristo, Gandhi, Luther King, ellos promovieron la Paz, invitando a todos a soportarse unos con otros por amor; la paz es todo lo contrario de la guerra; la paz es una consecuencia de la solidaridad, es lo opuesto al odio; es la vida y no la muerte.
Por supuesto que no será posible buscar la paz en la injusticia, pero sí es posible que el amor promueva la justicia. Tristemente, en una cultura guerrera y de poder es difícil que se comprenda el lenguaje utilizado por Petro. Ahora, que su alocución sea una argucia, como algunos lo creen, no se puede descartar, pero en la historia de su vida hay muchos pasajes que, se supone, pueden haber contribuido para que en su espíritu exista de verdad la necesidad de conducir al pueblo a vivir en un escenario diferente al que ha ocupado a lo largo de su historia. Por último, hay que insistir en que, conforme al principio de la buena fe, a la gente hay que creerle.
La manifestación de los besos, protagonizada por la juventud universitaria, como propuesta en su protesta, es un síntoma de amor que debe estimularse, no importa que haya en el fondo, también, una expresión erótica, finalmente el poder es erotizante o afrodisíaco. Hay que buscar el amor, donde quiera que se esconda.