FERNANDO NAVAS TALERO | El Nuevo Siglo
Miércoles, 30 de Noviembre de 2011

 

Compulsión a la repetición

 

El síntoma de la “compulsión a la repetición” es estudiado por la psiquiatría, la psicología y especialmente en la terapia sicoanalítica. Consiste, básicamente, en la proclividad o tendencia a repetir conductas o comportamientos heredados de los padres o personas de marcada influencia en el paciente. Vulgarmente la filosofía popular la reconoce con frases como estas: “hijo de tigre sale pintado” o como dicen los árabes, “si quieres conocer a la ternera investiga a la vaca”.

La compulsión se estimula por la publicidad, pues los profesionales de esta disciplina de la comunicación utilizan esas tendencias patológicas para introducir en los mercados conductas repetitivas en la masa, a partir de la evocación de las manías de los mayores y que las nuevas generaciones copian como modelo de su desarrollo y de ahí que, con algunas modificaciones, todo siga igual, especialmente en la desaforada y alucinante necesidad de consumo y con marcada y notoria propensión en esta época navideña. Los centros comerciales empiezan a verse, desde ahora, colmados de compradores consumistas compulsivos que buscan afanosamente comprar lo que todos compran y dilapidar lo que no tienen. Para eso son las tarjetas de crédito.

Pero la compulsión no perturba exclusivamente a las masas y singularmente a las familias, también tiene su escenario político. Quienes detentan el poder pierden la originalidad de sus acciones, posiblemente pensadas en la soledad de la meditación auténtica y terminan influidos por la historia de sus mayores y copiando comportamientos de sus antecesores o jefes inmediatos. A tal grado llega esa permeabilización de la personalidad individual, por miedo a ofender al “tótem”, que incluso algunos copian el tono de voz e imitan los gestos de sus idealizados modelos. Durante el gobierno de Álvaro Uribe sus pupilos hicieron lo posible por copiar, repetir, su histriónico discurso. Algo así como el programa musical “Yo me llamo”.

Ahora el modelo es el de Juan Manuel; su recién designado Ministro, el señor Pinzón, a diferencia de su antecesor, el señor Rivera, como en mimeógrafo se esfuerza por repetir el estilo del Presidente cuando fungía como Jefe de la Cartera de Guerra en el pasado y lo hace convencido de que este es el comienzo del camino a una posible candidatura a la Jefatura de Estado. En esto tal compulsión está radicalmente desenfocada. O si no que lo diga el doctor Uribe.

El sacrificio de los miembros de las Fuerzas Armadas que cayeron asesinados vilmente por la subversión es una prueba de ese error. El éxito de la operación que sirvió para dar de baja a “Cano”, creyó el estratega se repetiría en la operación rescate de los secuestrados y porque en su compulsión desea, con afán, llenarse de triunfos, pero no cuenta con la prudencia y el cuidado que la guerra aconseja. Porque en el juego de póker no todas las cartas se reparten siempre de la misma forma. Lo importante es ser Ministro y no imitar a nadie.