Doy por descontado que el sueño de la unión seguirá haciéndose realidad y Federico Gutiérrez será el presidente de Colombia para el período 2022-2026.
El próximo 21 de abril la Corte Internacional de Justicia dictará sentencia sobre la queja por incumplimiento del fallo del 2012 que desconoció el meridiano 82 como frontera marítima, providencia inejecutable. Sea cual fuere la decisión del Tribunal, cualquier nuevo pronunciamiento correrá la misma suerte, modificación a los limites inscritos en la Constitución solo podrá producirse mediante convenios bilaterales y multilaterales, con respeto por los derechos insertos en los Tratados suscritos con varios Estados del Caribe.
La posición de la Nación, lejos del secretismo, tiene que ser diáfana, tanto en cuanto corresponde a esta demanda como en lo relacionado con la pretensión incluida en el segundo libelo en el cual se solicita la extensión de la plataforma continental ‘nica’ a más de doscientas millas, casi hasta Cartagena, en contradicción con la propia decisión de la Corte de la Haya de reconocimiento pleno de la Soberanía Nacional sobre el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
No miro hacia atrás, ni repito críticas formuladas a lo largo de muchos años en cuanto a equivocaciones de fondo y de forma; sin embargo, resalto la ausencia del Congreso ajeno durante décadas a tan vital asunto, sin que jamás haya realizado el debate en referencia al proceso iniciado con base en un acto ilícito internacional el cuatro de febrero de 1980 cuando el gobierno sandinista convocó al cuerpo diplomático acreditado en Managua para informar que unilateralmente declaraba “nulo e invalido” el Tratado Esguerra-Bárcenas de 1928, con el peregrino argumento de que le había sido impuesto.
Indispensable acordar ahora la protección de la gran reserva de Sea Flower, del aire, la fauna y la flora, lo inherente a la defensa del medio ambiente, lo relacionado con la exploración y explotación de recursos, a la erradicación del narcotráfico, a la regulación del tráfico marítimo.
No tenemos problema con el pueblo de Nicaragua víctima del autoritarismo, conservamos lazos históricos diferentes de la persistencia en distanciar y obstaculizar relaciones fraternas. Compartimos el mismo origen, la misma lengua y poseemos aspiraciones comunes.
El ideal sería que los candidatos a la presidencia adoptasen posición conjunta, ello parece utópico, pero muchos electores anhelamos que Fico por lo pronto se pronuncie.
El país comprometió su honor en la interpretación del artículo 14 de la Carta constitutiva de la OEA declarando el siete de diciembre de 1951 que los Tratados entre la República y otros Estados, americanos o no, solo podrán ser revisados por acuerdo entre las partes.
Hoy más que nunca cobra relieve la frase del doctor Laureano Gómez: “La sombra siquiera de un compromiso internacional que adquiera Colombia de alterar o revisar sus límites por la decisión de un organismo internacional, así sea el más alto, respetable e imparcial, es en grado máximo peligrosa porque ninguna Nación debe contraer compromisos jurídicos que no le sea licito y factible cumplir”.