GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT V. | El Nuevo Siglo
Viernes, 9 de Mayo de 2014

Seguridad en las ciudades

 

En realidad es complejo hablar de seguridad ciudadana, las  urbes al crecer van tornándose incontrolables, algo complicado de entender, más si vemos los servicios públicos incluido el de policía afrontando retos insospechados, de manera que urge unir fuerzas para satisfacer el clamor público que  demanda  protección. 

Los habitantes de ciudades capitales o representativas cargan el lastre de verse acosados por la delincuencia común, que es en ultimas la que más daño hace a la percepción de seguridad ciudadana, pues la delincuencia organizada actúa de acuerdo con modalidades y ataca blancos específicos identificados por capacidades económicas,  o señales de ser presas fáciles para reducir,  organizaciones que la inteligencia policial identifica, combate y enfrenta con éxitos constantes, dada su unidad de acción y perfil de los componentes. Las autoridades con la Policía Nacional al frente batallan por la seguridad, en cumplimiento de sus postulados como son la defensa y bienestar del ciudadano, sustentada en el profesionalismo de sus hombres y los avances tecnológicos puestos al servicio de la lucha contra el crimen.  La institución al igual que el universo es dinámica y cambiante, hace una centuria el servicio se estructuraba en cuatro turnos de vigilancia, con el correr de los años este esquema cambió y los comandantes prescindieron de generalizar o nacionalizar el servició, hoy  esos mandos tiene independencia operativa planteando estrategias de acuerdo con la idiosincrasia de cada zona; no es lo mismo prestar servicio de vigilancia en el sector norte de Colombia, que por los Llanos Orientales o la región andina; aprovechando la energía institucional hemos pasado de los frentes de seguridad a los cuadrantes,  y seguramente hoy  estará el mando evaluando una nueva modalidad, o por lo menos estudiando la sinergia de estrategias exitosas para continuar respondiendo ante la ciudadanía por la seguridad y convivencia pacífica.

Pero todos estos esfuerzos, incluyendo la convocatoria de investigadores eruditos sobre el tema, serán nulos, si no logramos el compromiso ciudadano, pueden venir los hombres más estudiosos y expertos sobre seguridad, precedidos por tecnología de punta desarrollada y consolidada, que todos, absolutamente todos, coincidirán en la urgencia de contar con el auxilio ciudadano para combatir la delincuencia. Mientras no ganemos la amistad, simpatía e integración de la comunidad, estamos perdiendo el tiempo, mientras no capacitemos al ciudadano para convertirlo en aliado de la causa contra los delincuentes, tendremos  falencias coyunturales en el tejido social  que nos conducirá a esa sensación de confianza tan anhelada, y no son solo los ciudadanos los menesterosos de capacitación, las autoridades tanto civiles como policiales debe recibir estas herramientas que les permitirán entender al ciudadano, conocer las inquietudes, demandas y  temores. La  brecha entre autoridades y comunidad debe desaparecer, no busque conferencista en el exterior trabajen en el tejido social que es el secreto del éxito.