GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT V. | El Nuevo Siglo
Martes, 26 de Febrero de 2013

¿Tregua bilateral?
Muypendiente permanecí los días pasados sobre el tema de la tregua, esperando una nutrida lluvia de conceptos como es costumbre en el país, pero no, la cosa no pasó a mayores y ante acontecimientos de última hora que cobijan diferentes órbitas, se olvidó el debate, dejando la ciudadanía y los medios relegada esta posibilidad. No obstante el silencio pretendo hacer reflexiones con el fin de reforzar una posición negativa a la idea y la sustento con algo de vivencia.
Últimamente el Dr. Álvaro Leyva se pronuncio dando por conveniente un alto el fuego desde los dos frentes, generando algunos debates impugnando la incongruencia de la propuesta, pero la verdad, no es la primera vez que se toca dicha iniciativa desde el momento que se instalaron los diálogos de La Habana, es más, a lo largo del conflicto que vivimos los colombianos, en diferentes intentos de paz se ha tenido como alternativa el cese bilateral de acciones bélicas. Independiente de consideraciones sociales en cuanto a miembros de la fuerza pública y perfiles de hombres enviados al frente de batalla, independiente del llamado baño de sangre nacional, donde solo colombianos pierden la vida, es saludable evaluar qué tan conveniente y, lo más importante, qué tan viable sería una tregua bilateral.
La experiencia nos ha demostrado que lograr un alto al enfrentamiento armado no es tarea fácil, por lo menos en las líneas subversivas, pues la unidad de mando siempre se observa en discusión, la disciplina es sustentada con amenazas y castigos, nunca mediante la persuasión o el convencimiento, mucho menos en reglamentos, protocolos o la misma ley, de manera que es muy difícil cumplir una consigna de este calibre por hombres díscolos e indisciplinados; ahora, si lo enfocamos hacia la fuerza pública es más viable, sin que se convierta en taxativo tal cumplimiento, por existir una serie de intangibles como las provocaciones, amenazas, mensajes retadores, comportamientos desafiantes etc., que manejados estratégicamente por los contrarios o enemigos, pueden dar al traste con la observancia del compromiso. Situaciones que de presentarse acabarían toda una conversación, al trasladar a la mesa de negociaciones los problemas de campo generados al calor de hechos pueriles, distrayendo con ello el centro del diálogo; en cambio, si no existe tregua alguna, todos los informes bélicos llegados al eje de las conversaciones no incidirán en la agenda y su evacuación .
De parte subalterna existen mil excusas para actuar de manera díscola empleando las armas, recordemos que los sectores enfrentados cuentan con hombres instruidos y dispuestos a la confrontación. Por último, reconozcamos que la fuerza pública no podrá permanecer en los cuarteles, pues fuera de atender el conflicto, tiene una serie de responsabilidades encaminadas a la seguridad y bienestar de la población, que no pueden abandonar enclaustrándose en las instalaciones.