GUILLERMO FRANCO CAMACHO | El Nuevo Siglo
Domingo, 21 de Septiembre de 2014

Dilucidar

 

Plinio Apuleyo Mendoza publicó, en El Tiempo, las crónicas “¿De héroe a villano?” y “La inesperada pesadilla del coronel Mejía Gutiérrez” sobre la trayectoria del mencionado militar y como preludio a la divulgación de un libro sobre dicho asunto; el coronel pasó de ser “el mejor militar de América”, sobresaliente en acciones antiguerrilla, y modelo en su profesión, a condenado a 20 años de cárcel y multa de US$7 millones al estar asociado, según se dice, con el jerarca paramilitar “Jorge 40”, de quien recibiría un sueldo mensual de $30 millones.

Acoge, quien escribe, tales noticias con escepticismo inicial y el enfoque se comparte con Garry Kasparov, cuyo libro Cómo la vida imita al ajedrez (Debate, Barcelona, 2007)  se recomienda para la adopción de decisiones legales; conviene señalar el raciocino detrás de la desconfianza. Los chismes- variante rumores falsos- tienen fuerza determinante en nuestro país y el colombiano los diseña, cree en ellos con fuerza inmodificable y los expande; tal rasgo no suele incluirse por quienes analizan la personalidad colombiana y se invita a considerarlo.

Se expone una convicción personal deducida de La Naturaleza del Conflicto Humano (Fondo de Cultura Económica, México, 1975) de Elton B. McNeil quien oficia como compilador y coautor; uno de sus capítulos versa sobre los pieles rojas estadounidenses y se refiere a dos tribus: una acostumbra las murmuraciones y otra que los rechaza. Conclusión personal: la costumbre citada caracteriza colectividades humanas. Y sobreviene un corolario colombiano: los falsos testigos y se sostiene que su éxito se deriva de la aceptación de los chismes.

Los rumores falsos adquieren dimensión nacional (incluso mayor) al tratarlos los medios de comunicación, se traducen en castigos sociales y el efecto sobrevive, pese a las rectificaciones voluntarias, al ser la información pertinente un flujo prolongado. Agréguese que los medios forman la opinión pública y sigue la justicia paralela (mediática) con fuerza superior a la institucional derivada de la Constitución y las leyes; el resultado adverso es peor en la medida en que los afectados eran desconocidos antes del escándalo.

Conviene, en consecuencia, se garantice la veracidad de las noticias (tendencia actual), lo cual conlleva prudencia. Se expuso una teoría que amerita comprobación y, respecto al coronel Mejía, las partes citadas por Plinio Apuleyo Mendoza deberían expresar sus criterios vigentes.