GUILLERMO FRANCO CAMACHO | El Nuevo Siglo
Domingo, 24 de Junio de 2012

Marco

 

Fue objeto de controversia la elaboración de un marco para adelantar negociaciones de paz. Al respecto, conviene recordar que dicho objetivo requiere entendimiento entre las partes  y, una de ellas, el Gobierno Nacional, en cabeza del Presidente de la República, está dispuesta a participar en el proceso siempre y cuando la guerrilla proporcione pruebas claras, concretas, inequívocas y convincentes. Las Farc, a través de su líder, Timochenko, han indicado que desean iniciar el diálogo y, como señal, emprendieron la liberación de los últimos soldados y policías en cautiverio y complementaron dicha medida con la afirmación del cese del secuestro extorsivo. El Presidente señaló que tales medidas van en la dirección correcta pero son insuficientes y cabe recordar que la mencionada guerrilla retiene civiles y no ha dado información plena sobre todos y cada uno, incluyendo los fallecidos, Además, y lo confirma Eduardo Pizarro, en (Las Farc (1949-2011), no ha sido sincera en los ensayos previos de consecución de la paz y este antecedente pesa.

El tema se trata en el capítulo “B. El Nuevo Escenario Estratégico Colombiano: Deriva terrorista de las Farc, transformación de las bandas criminales y respuesta del Estado”, de Román Ortiz,  contenido en Las Políticas de Seguridad en Colombia. Desde el Frente Nacional hasta nuestros días(2011)publicado por la Fundación Konrad Adenauer y la Corporación Siglo XXI.

El análisis de Ortiz se concentra en (a) la racionalidad de las últimas actuaciones de las Farc y (b) su probable reacción ante las gestiones gubernamentales. En relación con lo primero, el Estado tiende a imponerse a la larga, en el conflicto, lo cual cambia la conducción del mismo por la subversión con la consiguiente reacción del Estado y así sucesivamente; las FF.MM. emprendieron, a fines de 2011, la estrategia Espada de Honor enfocada hacia los reductos finales de la guerrilla en su retaguardia rural y periférica. Las Farc le dan relieve a la guerra de guerrillas, el terrorismo, las milicias, el apoyo de las comunidades rurales y cocaleras y las fronteras.

Respecto a (b), las Farc no aceptarían el desarme y desmovilización porque sus finanzas siguen firmes y sus posibilidades de triunfar en elecciones libres son muy limitadas por sus antecedentes de violencia, en especial a corto plazo. Además, de aceptar el Secretariado las condiciones fijadas de paz ¿serían respetadas por los frentes?  Seguirá el análisis de Ortiz.