HERNANDO GÓMEZ BUENDÍA | El Nuevo Siglo
Domingo, 16 de Septiembre de 2012

Procurador no habemus

 

“Soy  la persona más discriminada de Colombia”, dijo el procurador Ordóñez en estos días. En un país machista, racista, clasista, homofóbico y violento, la frase resultó ser bastante exagerada. Pero todos entendimos a qué se refería: a las críticas que llueven sobre él por ser católico y no creer en el aborto, la eutanasia, el matrimonio gay y otras prácticas que contradicen su conciencia.

Obedecer la conciencia es el primer mandato de la ética, y en eso el Procurador tiene razón. Aún más: el hecho de ser católico -o masón, o budista, o ateo- no le quita (ni le pone) méritos a nadie para ocupar puestos públicos. Los “progresistas” que censuran a Ordóñez por sus creencias en realidad son los retardatarios.

Entre las creencias del ciudadano Ordóñez hay una sola que lo inhabilitapara ser Procurador: es su tesis, basada en San Agustín, de que “la ley injusta no es ley”, o sea que debemos violar la ley injusta. Es lo mismo que piensan (o pensaban) las Farc o los mormones, es una incitación abierta a la subversión, y es la única creenciaque no cabe en una democracia pluralista.

Con todo y eso, en 2008 Ordóñez fue elegido para el cargo. Y aquí él va entrando en una zona gris que se acentúa: interpretar la Constitución desde la moral católica. Todas las normas son susceptibles de interpretación, pero un funcionariono puede hacerlo a la luz de un código moral que excluye o contradice los códigos morales de otros grupos. Y es porque nadie tiene derecho a imponer su conciencia sobre la del otro.

Digo que el gris se acentuó porque las interpretaciones del Procurador contradecían las más autorizadas de la Corte: no sólo en los conceptos previos a los fallos (lo cual es natural) sino en sus críticas abiertas a decisiones de este tribunal (lo cual es indebido), e incluso en negativas a cumplir sus sentencias (lo cual es ilegal). Por eso Ordóñez esta legalmente impedido para la reelección.

También está impedido moralmente: mintió a sabiendas sobre la “píldora del día siguiente”, la objeción de conciencia y la supuesta “campaña” de la Corte para promover los abortos en Colombia. Por lógica, sino por ética, el Procurador que sancionó a gerentes, alcaldes y diputados por incluir información falsa en documentos públicos, debería auto-destituirse.

Está además impedido políticamente: no puede ser que los congresistas cuya conducta supuestamente ha venido vigilando durante estos años tormentosos, voten a su favor o en su contra para que siga vigilándolos.

Pero en Colombia no hay política sino pequeña política.

Director de www.razonpublica.com

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