Horacio Gómez Aristizábal. | El Nuevo Siglo
Sábado, 9 de Enero de 2016

EL 2016

Colombia: paradojas y humor

“Un país en que cabe todo lo bueno y lo malo”

 

Nuestra  querida Colombia, -como te quiero te estrujo-, es el país en el que peca y reza empata. Así nacimos y así moriremos. En cualquier región se practica aquello, según el cual, con tal de triunfar todo vale. No hable con la boca llena, 50 años de insurgencia y terrorismo; tierra del vallenato y del bambuco, país saqueado por los corruptos, asfixiado por el tráfico de influencias; cualquier borracho desaforado ante un requerimiento de la autoridad exclama con arrogancia: “Y es que usted no sabe quién soy yo?”. Por falta de conciencia territorial, hemos cedido -sin pena ni gloria- la mitad “más grande” del suelo nacional; nos vanagloriamos de la “bandeja paisa”, elaborada 100% con productos importados –en este año- del 2014 consumimos 5 millones de comida traída del extranjero-. Colombia,  tierra de las pulsiones, los llantos y las alegrías, el dolor y la carcajada. Que somos el país más feliz del mundo. ¡Qué delicia!.

 

Cohabitamos políticos faraónicamente remunerados, con muchedumbres desesperadas y hambrientas. Hemos ganado el campeonato de la inequidad. Tres meses luchó la clase trabajadora para que le subieran cincuenta mil pesos al salario mínimo, mientras que la cúpula de los funcionarios públicos se le aumentó el sueldo en 4 millones de pesos a cada empleado.   

 

En Colombia cabe todo lo bueno y todo lo malo, figuras como Gabriel García Márquez, Fernando Botero, y criminales desalmados y delirantes autores de los genocidios más horripilantes.

 

En el 2016, por la crisis económica y mundial y por el bajonazo en los precios del petróleo -gallina de los huevos de oro- se anuncia una época de cinturón apretado, austeridad y hasta hambre para los pobladores de los cinturones de miseria y de los tugurios. Pero a pesar de esto y como somos la “Nación del realismo mágico” continuaremos siendo los primeros en festivos, puentes y mil celebraciones. Citemos algunas: Carnaval de negros y blancos en enero, Feria de Manizales, Hay festival Cartagena, Carnaval de Barranquilla, Festival Iberoamericano de teatro, Festival de la Música colombiana, Festival Francisco el Hombre, Concurso nacional de bandas folclóricas, Semana de la cultura, Festival de la rosa en Antioquia, Reinado nacional de bambuco, Fiesta nacional del café, Torneo del joropo, Festival de acordeones, Fiesta del mar, Fiesta musical del Pacifico, la Feria bonita de Bucaramanga, Reinado del turismo, Festival de la cultura, etc, etc.

 

Y qué decir del humor político de nuestros pueblos. Un ciudadano le dijo alguna vez a un policía: el periódico que usted está leyendo, lo tiene al revés... y éste muy molesto le replicó: “No sea metido, la autoridad lee como le da la gana”. En Colombia, quien lo creyera, existe una “antidoctrina”. La autoridad actúa como le da la gana. En mi obra sociológica Decadencia del pueblo Colombia, 5ª. Edición  Plaza y Janes, relato este irónico episodio. Al visitar un alcalde al Gobernador le comentó: “Ese secretario que usted me recomendó es muy deficiente... imagínese que ni siquiera sabe leer... ni escribir... y usted sabe leer y escribir?. Claro que sí. Entonces usted queda de secretario y mi recomendado pasa a ser el alcalde de la ciudad”. Y aún hoy prevalece la “dedocracia en varias zonas administrativas. En los barrios de muchas capitales, los talleres de mecánica invaden parte de los parques, los antejardines se convierten en garajes. Antanas Mockus lanzó un eslogan: “Si todos ponemos, todos ganamos”. Al día siguiente aparecieron letreros en las paredes afirmando: “No ponga nada y gane todo”. La cultura y la solidaridad son cuestiones de todos. O corregimos y nos unimos, o nos hundimos. Es lo que la civilización aconseja.