HORACIO GÓMEZ ARISTIZÁBAL | El Nuevo Siglo
Domingo, 10 de Marzo de 2013

El  trono del Vaticano por dentro

 

Desde los primeros tiempos de su misión estableció Jesucristo una autoridad jerárquica en su Iglesia, en vez de entregarla a una especie de democracia apostólica. Pedro fue erigido en la base sobre la cual se edificó la autoridad y su cabeza y primacía han sido reconocidas por fieles y sacerdotes de todo el mundo. No es lógico pensar que una autoridad instaurada desde los tiempos mismos del Maestro desapareciera con la muerte del primer depositario, en el momento en que la naciente herejía y la necesidad de mantener el tesoro espiritual la hacían indispensable. Gracias a la impresionante fortaleza moral de la Iglesia puede alegar en su favor la dinastía más antigua, la única que no se rompe, ni suspende, la de los Papas, que va de Pedro a Benedicto XVI.

Ha sido constructivo y ejemplar mantener la unidad doctrinaria en la Iglesia. 'La libre interpretación de los principios cristianos', por parte de Lutero, ha conducido a la división y a la contradicción al protestantismo.

El Estado de la Ciudad del Vaticano se debe a Pío XII y el Jefe del Gobierno italiano, Benito Mussolini, el 11 de febrero de 1929. Antes existieron en Roma los Estados Pontificios de la Iglesia. El territorio del Estado Vaticano es el más pequeño del mundo. Abarca 44 hectáreas, ocupadas por completo por la plaza y la Basílica de San Pedro, los jardines y el palacio que se escalona sobre las pendientes de la colina. El conjunto está protegido por muros, franqueables en cuatro puntos de acceso, la puerta de bronce que permite llegar al palacio y las puertas para arribar al muro, lugares claves. La moneda era la misma lira de Italia.

El Papa gobierna como si fuera un presidente o un monarca. Está asesorado por cardenales, funcionarios, comisiones e instituciones conformadas por expertos. Los más cercanos a él son los cardenales, quienes actúan como si fueran ministros de Estado. Mencionemos cuerpos asesores: Consejo para los asuntos públicos de la Iglesia, Secretario de Estado, -se parece a un ministro del Interior-, Consejo Pontificio para los Laicos; Comisión Justicia y Paz, Comisión  de Finanzas de la Santa Sede; El Mundo Moderno, instituciones culturales y los tribunales.

La doctrina del catolicismo es la que más se aproxima a la verdad y la perfección. Seguramente han surgido y surgirán problemas con algunos de sus valores. Pero la excepción en nada afecta la norma principal y esencial. La Iglesia Católica erige la caridad, o sea el amor, como motor supremo de la acción, pero conocedora  de la frágil naturaleza humana, sanciona con el temor del castigo los extravíos de la voluntad pecadora. Todos los problemas los trata de solucionar.

Es enorme la responsabilidad de los cardenales al elegir Papa. Se habla de cuestiones candentes y de reformas. Que la mujer pueda ser sacerdote, que los divorciados católicos   vueltos a casar, sean acogidos por la Iglesia. Lefebvre y sus seguidores han sido renuentes a muchas determinaciones de la Iglesia. Cada día merman más y más las vocaciones sacerdotales y religiosas en general. Dios iluminará a la Iglesia para que acierte en las cruciales determinaciones.