Razón tenían la Vice-Canciller y Duque al prohibir la visita de la CIDH a Colombia para analizar la situación que se presentaba con ocasión de las marchas pacíficas, contra la estrafalaria reforma tributaria Duque-Carrasquilla.
Fue tal la crueldad con la que actuaron las fuerzas del Estado para impedir la protesta, que el mundo entero puso sus ojos sobre Colombia. Se quiso ocultar la realidad ante las críticas de los organismos defensores de los Derechos Humanos.
Ante tales pronunciamientos, la Vice-Canciller tuvo que cambiar de posición y por orden gubernamental concedió el permiso a la CIDH para ingresar y observar lo que estaba sucediendo.
Llegó la Comisión y se enteró de todo. Vio un pueblo inerme, empobrecido, desempleado, ultrajado, torturado, con hambre y sin esperanza.
Violencia por todas partes. Matoneo contra los manifestantes, arbitrarias detenciones, bloqueos, muertes y desapariciones. Se entregaban cifras de organismos oficiales, pero diferentes, que no daban credibilidad.
Encontraron los comisionados 40 hechos graves, que merecieron recomendaciones concretas y exactas, que de inmediato fueron refutadas por el presidente Duque, quien arrogante, altivo y despectivo las rechazó, advirtiendo que nadie podía sugerirle a su gobierno cómo actuar para controlar la violencia. Es decir, para él, lo que ha ocurrido, ha sido criminalidad, furia y arrebato.
De tajo, envió al cuarto del olvido una posible desvinculación de la policía y el Esmad del ministerio de Defensa para evitar que actuaran militarmente.
Los bloqueos. que tanto atormentan, son denominados por la CIHD como “cortes de ruta” que no pueden ser prohibidos, como “no lo puede ser ninguna modalidad de protesta”, según la Comisión.
Expertos en derechos humanos son claros en advertir que los Estados tienen que respetar las advertencias, normas y recomendaciones de organismos como la CIDH, porque han firmado y ratificado su creación y su existencia.
La realidad es una: Colombia desconoció las normas de los derechos humanos durante las marchas pacíficas y la Comisión Interamericana de DD.HH. lo corroboró, como también confirmó el vandalismo practicado grupos armados que las han infiltrado.
A propósito, dijo que la Comisión establecerá, con sus propias atribuciones la vigilancia, aunque advirtió que no se trata de un mecanismo de control. Sobre esto la Vice-Canciller dijo no aceptar este mecanismo, mientras los partidos políticos, excepto el DC, respaldaron el informe de la Comisión.
Increíble: el aliado del CD el republicano Marco Rubio y otros 13 senadores norteamericanos, le pidieron al presidente Biden respaldar a Colombia y al informe de la CIDH, para salvar este país.
Por lo pronto, parece haber quedado sepultada la ley con la que buscaba Duque reglamentar las marchas y la protesta ciudadana. El 7 del 7, gran día para Colombia.
BLANCO: La propuesta de Juan Manuel Galán de legalizar las drogas.
NEGRO: Me escribe un sufrido contribuyente de Bogotá: “¿Cómo pretende Claudia que le incluya un “aporte voluntario” a mí predial, si cada que salgo en mi carro tengo que comprar nuevas llantas, porque las calles de la ciudad son un solo hueco?”