Hugo Quintero Bernate | El Nuevo Siglo
Martes, 9 de Junio de 2015

Verdades e intereses

 

Con   la natural esperanza de algunos y el consabido escepticismo de otros, se ha recibido la noticia del acuerdo sobre una “Comisión de la Verdad”que seráparte fundamental del acuerdo de paz para culminar las negociaciones que, desde hace ya varios años, se adelantan en Cuba entre el Estado colombiano y las Farc.

No hay nada más difícil que el establecimiento de la verdad, sobre todo cuando se trata de construirla entre enemigos que no se reconocen ninguna legitimidad mutua.

Ni siquiera en el sistema de Justicia y Paz, encargado del procesamiento y juzgamiento de los paramilitares, en el que éstos actuaron la mayor de las veces de la mano de autoridades estatales o, por lo menos, con la pasiva complicidad de quienes estaban encargados de evitar los delitos que de esa manera facilitaban, se ha logrado estructurar una verdad íntegra e integral sobre algunos de los hechos más horrendos. Por ejemplo, no se ha podido identificar la famosa Junta Directiva del paramilitarismo de la que Carlos Castaño hablaba con tanto miedo.

Colombia ya ha tenido varias Comisiones de la Verdad y siempre han generado polémicas, porque, nunca falta quien quiera construir su propia verdad. La más famosa debe ser la que se creóen la facultad de sociología de la Universidad Nacional para intentar una explicación razonable de ese horrible período que se conoce genéricamente como “La Violencia”. Monseñor Germán Guzmán Campos, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaña Luna fueron los autores. Pero ya antes en 1958, la Junta Militar de Gobierno había designado una “Comisión Investigadora de las Causas Actuales de la Violencia”.

Otto Morales Benítez, recientemente desaparecido, figuróen aquella Comisión y también en la de paz que se conformóen el gobierno de Belisario Betancur. No deja de ser paradójico que estudiólas causas de aquella y se retiróde esta última con su famosa frase que atribuía su retiro a los “enemigos agazapados de la paz”.

Precisamente uno de los mayores enemigos de la paz es la falta de verdad. Supongo que las Farc querrán reconstruir un relato histórico donde ellos sean esos héroes revolucionarios que, tal vez, alguna vez soñaron ser. Quiero ver cómo encaja en esa reconstrucción el atentado del Club El Nogal, o el asesinato indiscriminado y a mansalva de policías en los muchos “plan pistola”que cada tanto deciden ejecutar. Dudo mucho que dejar a gente humilde en la viudez y la orfandad sea compatible con la redención social.

Desde el otro lado, quiero ver cómo justifican que todo sindicalista o todo defensor de derechos humanos es un “guerrillero de civil”que merece ser asesinado. O cómo explican quédiferencia hay entre la crueldad del desaparecimiento y la del secuestro. O por quépusieron armas y uniformes oficiales al servicio de algunos ganaderos y hacendados o de muchos narcotraficantes.

Ojaláde verdad la comisión sea capaz de reconstruir, por lo menos, unos hechos objetivos. Pues la verdad del conflicto no ha dependido del conocimiento de los hechos, sino de la lectura interesada de ellos.

@Quinternatte