Los casi tres mil miembros de la Asamblea Nacional Popular han reelegido a Xi Jinping, presidente desde el 2013 de la República Popular, hasta el 2023 e investido del poder para consolidar el ¨sueño chino¨, facilitando su permanencia en otros periodos.
El gigante dormido está despierto, es la segunda economía del mundo, con un crecimiento del nueve por ciento anual, cuenta con mil trescientos millones de habitantes, la sexta parte de la población mundial, importa y exporta. En 1949 era un país rural, ahora industrializado se destaca, llena el vacío político que deja Estados Unidos, aprovecha la división europea, recibe turistas.
China, comprometida con el Tratado de París sobre cambio climático incluye en sus esquemas el cuidado del medio ambiente, la conservación de los recursos naturales, mantiene empresas fundamentales del Estado, permite las privadas, la economía de mercado, suscribe tratados de libre comercio con África y América Latina. En créditos para nuestro continente ha invertido más que el Banco Interamericano de Desarrollo en el último lustro. Las universidades, formativas y de investigación, se destacan, los centros Confucio se expanden, produce más acero, petróleo, avanza en telecomunicaciones y recursos hidroeléctricos. Se mueve en política exterior y la visita a Pekín del dictador norcoreano resultó exitosa, máxime cuando admite la posibilidad de terminar con la nuclearización. Veremos cómo se desarrolla el encuentro del presidente de los Estados Unidos con Kim Jo. La relación con Corea del Sur es amistosa.
Piensa en grande. La ruta de la seda, el corredor comercial para extender su influencia en Medio Oriente y África progresa. El mensaje es claro, de estabilidad y eficiencia. El dilema entre socialismo y capitalismo es anacrónico, la democracia adquiere otros matices. La decisión recibe críticas en Occidente y comentaristas equivocados opinan que se instaura una dictadura. La política china trasciende mientras los países industrializados tienen dificultades, las pugnas proliferan en Gran Bretaña, a propósito de su retiro de la Comunidad Europea, en España siguen con el enredo de Cataluña, en Francia derechas e izquierdas compiten y en Latinoamérica las investigaciones sobre corrupción apabullan a mandatarios y su entorno.
Las reformas de las instituciones a retazos no sirven, hay que ejecutarlas con coherencia, lograr que sean respaldadas por el pueblo. El orbe, azotado por el terrorismo, busca futuro; el sistema democrático se analiza con óptica de cambio, avanzar no es limitarse a la celebración de elecciones, a la alteración continua de planes. Nos encontramos ante el reordenamiento del poder global, China se trepa al podio. Algo más: Rusia también apuesta a largo plazo. Con la reelección de Vladimir Putin el establecimiento prevalece y cobra impulso.