Indígenas en gobierno de Brasil | El Nuevo Siglo
Lunes, 2 de Enero de 2023

La creación del Ministerio de los Pueblos Indígenas refleja el vuelco civilizatorio que Luiz Inácio Lula da Silva pretende promover en su tercer gobierno en Brasil, que comenzó este 1 de enero con un llamado a la unión nacional en "un frente amplio contra la desigualdad".
"Triunfamos en las elecciones para combatir la desigualdad" y esa será "la marca de mi gobierno", afirmó en un discurso emocionado delante de las cerca de 40 000 personas que pudieron asistir a los actos delante del palacio del Planalto, sede de la presidencia.
Una gran movilización colectiva contra "todas las formas de desigualdad", desde el racismo a los contrastes económicos y la violencia contra la mujer, pidió el nuevo presidente, tras señalar que el ingreso de los 5 % más ricos equivale al de los demás  95 % de la población nacional y que cien ricos concentran el patrimonio de cien millones de pobres.
Además de las inequidades, la diversidad fue tema central del primer día de Lula de su tercer mandato como presidente de Brasil. El mismo acto en la sede de la presidencia tuvo un gesto simbólico. La banda presidencial le fue entregada por un grupo representativo de la diversidad social y de los sectores más vulnerables de la población brasileña.
El cacique Raoni Metuktire, histórico líder del pueblo kaiapó y de la resistencia indígena, se destacó con sus adornos típicos, como el tocado y el labio agrandado por un disco, al lado de una mujer y un niño negros, otra mujer blanca y dos discapacitados. La mujer negra, que vive de buscar material reciclable en la basura, puso la banda presidencial en Lula.
En el discurso tras asumir formalmente la presidencia, en el Congreso Nacional, ante una veintena de mandatarios extranjeros, Lula ya había mencionado el combate a las desigualdades y al hambre como una de las prioridades en sus cuatro años de gobierno.
Pero es en relación a la población indígena que su gobierno representa un salto histórico, un cambio de 180 grados en relación a su antecesor. De amenazados de etnocidio durante el gobierno cesante de extrema derecha, los indígenas brasileños ascienden al poder y se hacen conductores de su propio destino.
La titular de la nueva cartera es Sonia Guajarara, elegida como diputada en octubre y quien antes fue la coordinadora general de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (Apib), que amplió la acción política de los pueblos originarios, incluso con acciones propias contra la covid-19 ante la omisión del gobierno de Bolsonaro.
Es la primera vez que una indígena asciende a ministra en Brasil. Además, la Fundación Nacional del Indio (Funai) cambiará su nombre a Fundación de los Pueblos Indígenas, y también por primera ocasión será presidida por una indígena, la diputada Joenia Wapichana, que no logró su reelección.
Nunca antes los gobiernos atendieron el viejo reclamo de los pueblos indígenas, de dirigir la institución que cuida de sus intereses. Ni siquiera Lula en sus gobiernos anteriores, cuando etnias afectadas no consiguieron impedir grandes proyectos que provocaron graves daños a sus vidas, como la central hidroeléctrica de Belo Monte, la tercera más grande del mundo, en la Amazonia Oriental.
Lula reconoció, en sus dos discursos de toma de posesión, que los indígenas son los mejores "guardianes de nuestros ríos y bosques", necesitan y tienen derecho a sus territorios demarcados y compensaciones por "la deuda histórica" de la sociedad brasileña con ellos.
*Columnista de IPS