Inflación y rendimiento corporativo | El Nuevo Siglo
Viernes, 17 de Febrero de 2023

Colombia no había experimentado una inflación de doble dígito desde hace más de 20 años. Existe, además, una generación de colombianos que ha vivido bajo la sombra de una estabilidad en los precios que algunos han dado por sentado. La realidad es que no es así, gracias al incremento del consumo local y global desde la pandemia por varios efectos, como las bajas tasas de interés durante la misma, y una liquidez producto de la disminución del gasto por las restricciones sanitarias, entre otras, la inflación incrementó.

En adición, el conflicto Rusia - Ucrania trajo presiones a la cadena de abastecimiento agrícola y tensiones en los mercados de energía globales, sumado a un fortalecimiento del dólar gracias a la política monetaria de la Fed (de incremento de la tasa de referencia para controlar la inflación), lo que ha generado una presión adicional, con la forma de una inflación externa que golpea en los productos y materias primas importadas.

Este panorama representa un desafío en los bolsillos de los consumidores que buscan mantener su calidad de vida, pero un reto aún mayor para las empresas que enfrentan cambios profundos y una mezcla de tendencias que modifican la manera de hacer, mantener y crecer sus negocios.

¿Qué efectos ha traído la inflación en las empresas? Entre los más relevantes se encuentran los costos de financiación que, según cifras del Banco de la República, las tasas de colocación (incluyendo las de tesorería) pasaron de 11.61% en enero de 2022 al 22.72%, dependiendo de cómo se ajuste el entorno macro local y global. Este podría ser un pico transitorio o llevar a las compañías a ajustar su estructura de capital para acomodarse a la nueva realidad si esta resulta ser una tendencia de mediano o largo plazo.  

Así mismo, los costos de la materia prima representan un desafío: según el Índice de Precios al Productor (IPP) del Dane, en enero del año anterior estaba en 159.25 y al mismo mes de éste (cifra provisional) llegó a 185.98, generando un incremento de los costos.

¿Qué hacer? Entre las fórmulas para manejar esta situación están las de cambiar proveedores internacionales por nacionales si es el caso, mejorar los procesos de negociación y reducir ineficiencias, entre otras.

Adicionalmente, los costos de la energía, nacional e internacional se mantienen en promedios altos, (barril Brent a U$85 dólares) y un incremento en los precios de la energía, en ocasiones incluso por encima de la inflación. Si se revisa la bolsa de energía, en diciembre ese precio aumentó en más de un 80%.

Por otro lado, según Fenalco, el 72% de los comerciantes registraron ventas iguales o inferiores en enero del año pasado, gracias a que parte de sus inventarios fueron comprados con un precio de dólar alto que afecta la capacidad adquisitiva de sus clientes.

En respuesta a lo anterior, algunas compañías han optado por un concepto conocido como Shrinkflation o reduflación. Se trata de cobrar el mismo precio, pero disminuir la cantidad de producto. Otras están enfocadas en atender a los consumidores que han mudado a productos de marcas blancas y privadas que le ofrezcan una calidad robusta a un mejor precio, sacrificar márgenes, ofrecer acceso a crédito sin intereses, entre otros.

Son momentos de mercado que obligan a la empresa a reinventarse, muchas adoptarán cambios en el modelo de negocio o un enfoque de automatización para disminuir costos y poder competir en el mercado o formulas pertinentes a cada industria. Lo cierto es que este escenario inflacionario actual es uno con una suma de variables que no se habían visto antes (todas presionando al mismo tiempo y sobre todo a gran velocidad), que representan un verdadero rompecabezas para las compañías.

*Docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad de América.