El departamento de Estado recién ha publicado un informe con el lenguaje aséptico de los informes internacionales, sobre la economía del tráfico de estupefacientes en decenas de países. Omite su responsabilidad en el mercado internacional de ese tráfico. Afirma que el aumento en Colombia se debe, bien a que las Farc impulsaron la siembra para que el Estado tuviese que preocuparse de las zonas en donde ellas tienen más influencia política, o bien a que el aumento de los cultivos es por erradicación manual, sin decir ni pío sobre el crecimiento del consumo por parte del pueblo estadounidense, ni de la anterior contaminación destructiva de las fumigaciones aéreas. Señala que Colombia les vende el 90% de la cocaína y que ha disminuido el número de erradicadores.
Cuestiona la lucha anticorrupción, desde el año 2013 a hoy, señala 1850 sentencias por ofensas contra la administración pública, la mitad sin detención alguna, la cuarta parte detenidos y la otra cuarta parte con casa por cárcel.
Algunos citan ese informe para atacar al Estado colombiano. Pero el problema es global. Y el mayor responsable no sale en CNN, en eso, preferible la Deutsche Welle. El informe tácitamente reconoce que la lucha antidroga está fracasada, sin embargo urge a los países a seguir haciendo más de lo mismo en espera de un resultado diferente, tras casi un siglo.
Y en el caso de Afganistán es ostensible que la producción se triplicó cuando ellos gobernaron a ese país. Empero no dejan de dar consejos.
Estados Unidos es una sociedad adicta. Con el 5% de la población mundial consume la mitad de las drogas ilícitas del planeta. Por delitos conexos a su adicción, es la nación con la mayor cantidad de personas entre rejas. Por contraste, la dictatorial China con muchas veces más población solo tiene la mitad de los presos que USA.
El problema del adicto es que suele estar en estado de negación respecto a su hábito y se nota, la verdad, en esos informes. En sus cargantes omisiones. Ellos pretenden evaluar al mundo sacándose a sí mismos de la ecuación, como jueces angelicales de otro planeta. De analistas imparciales de datos escuetos, devienen con sus silencios en filósofos solipsistas. Se niegan a reconocer que su adicción va en aumento, y su informe supone un modelo económico imaginario que censura la producción sin mencionar para nada la creciente demanda. Y ahora muy orondo el gobierno Trump, dice disminuirá el aporte antidrogas cuyo mercado ellos mismos generan.