Sí, el pensamiento cartesiano ha sido fundamental para nuestro avance como humanidad: el Método Científico, propuesto por René Descartes, ha permitido la evolución de las ciencias, desde un estructurado edificio mental, que por siglos pudo explicar la existencia. Pero, requerimos más.
Pienso, luego existo es el principio cumbre de la inteligencia cognitiva, en una propuesta de cuatro pasos: la mente se percata, en forma clara, del tema en cuestión; se analiza, se convierte lo difícil en sencillo; se reconstruye la totalidad de lo analizado, con respuestas cada vez más precisas; por último, se revisan los resultados en forma general, para evitar vacíos e incongruencias.
Todo ello ha sido importante, pero ahora necesitamos muchas más comprensiones para aproximarnos a la complejidad de la vida, pues somos mucho más que el pensamiento. Existimos simultáneamente en diferentes dimensiones: física, emocional, mental y espiritual. Y estamos en ellas en cada momento de nuestras vidas, nos demos cuenta de ello o no.
Howard Gardner nos introdujo en la teoría de las Inteligencias Múltiples, que va más allá de la inteligencia lógico-matemática para plantear otras siete inteligencias: la lingüística, alusiva a nuestra posibilidad de comunicarnos; la espacial, relativa a la visión del mundo desde diferentes perspectivas; la musical, reconocida en cada cultura en el desarrollo de instrumentos y canciones; la corporal y kinestésica, que da cuenta de las habilidades motrices y la consciencia del propio cuerpo; la inteligencia intrapersonal, que nos habilita para conectarnos con nuestra propia interioridad; la interpersonal, que utilizamos para nuestras relaciones con los otros; la naturalista, que nos permite reconocer nuestros entornos, desde una perspectiva ecológica. También somos sensaciones y emociones. Yo agrego la inteligencia espiritual, desde la que podemos construir nuestro sentido de trascendencia.
Reconocer en nosotros y los otros esta multiplicidad de inteligencias nos permite abrazar una visión integral e integradora de la vida, en todas sus manifestaciones. Sí, somos mucho más que una mente cognitiva, por brillante que sea. Aprendemos a través de todos nuestros sentidos, de todas nuestras vivencias, de diferentes maneras. Por supuesto, como no somos iguales, cada quien tiene unas inteligencias más desarrolladas que otras.
¿Cuáles inteligencias identificas fácilmente en ti? ¿Cuáles te cuesta trabajo identificar? Te lo pregunto, porque una de las tareas más interesantes de la existencia consiste en darnos cuenta desde cuáles de ellas interpretamos el mundo de manera habitual, para luego ampliar la comprensión al integrar otras inteligencias. Al avanzar conscientemente en este empeño, la existencia tendrá cada vez más matices, nos ofrecerá cada día mayores posibilidades. Sentimos, nos emocionamos, interactuamos, pensamos, musicalizamos, nos interrelacionamos y movemos, hacemos parte del todo, trascendemos, luego existimos. Ah, somos mucho más que el pensamiento. ¡Esta es la maravillosa complejidad de la vida!
@eduardvarmont