Como es su costumbre y estilo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió a todo el mundo el pasado viernes cuando manifestó no descartar una opción militar para resolver la crisis que se vive en Venezuela. “Tenemos muchas opciones para Venezuela pero de paso (les digo) que no descartamos una opción militar (...). La gente está sufriendo, se está muriendo y si es necesario no descartamos la opción militar”, sostuvo el mandatario luego de una reunión con su secretario de Estado, Rex Tillerson, y la embajadora ante Naciones Unidas, Nicky Hailey. Agregó, además, que atacar a Venezuela no sería complicado, pues EE. UU. tienen tropas por todas partes del mundo “en lugares remotos, pero Venezuela no está lejos”.
No sería la primera vez que los Estados Unidos emprende esta vía para solucionar un problema en el vecindario, que puede estar poniendo en vilo la seguridad de la región y de los mismos Estados Unidos. Por televisión observamos cuando se invadió Panamá (1989) y se llevaron al dictador Noriega a las malas. También observamos la invasión de Granada (1983). Sobra recordar, que para estas acciones, por supuesto que no hubo consultas ni con la ONU ni con la OEA y tampoco hubo sanciones contra Estados Unidos por haberlo hecho.
La reacción no se hizo esperar de parte del Ggobierno vvenezolano. Escuchamos entre muchas voces de rechazo al hijo del dictador Maduro, anunciando que se va a tomar a Nueva York y a la Casa Blanca; nos imaginamos a tan patético personaje dirigiendo la toma de USA con un grupo de lanceros en burro. Definitivamente, perdieron el norte y subestiman lo que puede pasarles después de la clara amenaza.
Con ocasión de la visita del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence este fin de semana, el Presidente colombiano dejó en claro que no está de acuerdo con la utilización de las armas y no podía por menos, tratándose de un galardonado con el Nobel de la Paz. No obstante que la mayoría de países en la región rechazan las decisiones que vienen tomando el gobierno de Venezuela, entre ellas la pantomima de una Asamblea Constituyente para reformar la Constitución y hacerse con todos los poderes del Estado, sin duda tomarán mucha distancia de la opción militar que Trump considera.
Sin duda hubo torpeza en las declaraciones de Trump, pues enfila a los opositores y países de la región, que están contra la dictadura de Maduro, contra una intervención militar, así sea para sacar al dictador. Pero en lo que no pueden llamarse a engaño es en considerar que el Presidente de USA no va en serio, o que está “cañando” como se dice por estos lados. Que lo provoquen y verán que lo hace, a pesar de los nobel y sus declaraciones.
Por supuesto que preferimos las opciones políticas a las militares. Lástima que Maduro no piense lo mismo y que se esté atrincherando en el poder.