Irreversible, como la brutal película de Gaspar Noé, es el intento de tergiversación del tema de Petro con una presentadora antes hombre y hoy mujer, para algunos “trans”, que podría ser o una cortina de humo o un descuido, es un asunto de Estado, aunque suene tan surreal. Petro no tardó en negar todo, y más bien, de forma muy sospechosa, aclamó que es heterosexual. Aunque está claro que es todo lo contrario, es una persona no heterosexual, tal vez sea bisexual, como algunos concluyen, aunque podría en cambio tener otra orientación, que aún nos limitamos a comprender, conocer y entender.
Irreversible para la vida del personaje público, es ya ahora, su orientación sexual. Que, además, dentro de varios postulados y análisis de la psiquis y dentro de todo el espectro psicológico, responden hasta en este asunto con los de un psicópata.
Asimismo, con los recursos de la nación se ha financiado tal vez alguna que otra fiesta de perdición, prostitución de varios calibres y un sinfín de actividades propias de una vida de perdición y por encima de todo de sórdida perversión. Pero, los discursos son sobre el amor, las estrellas, las galaxias y las constelaciones, que en realidad se refieren a la tan anhelada agenda LGBT que promueve este gobierno, encabezado por el entonces no pillado en Panamá entrelazado y acariciando el derrier de la otra persona no heterosexual, y tampoco cisgénero.
No tiene ninguna vergüenza en engañar a los colombianos, pero peor son sus simpatizantes que ven como un montaje, como algo producto de la falsedad, algo que es evidente. Quieren tergiversar, a los tergiversados.
Si bien esta bien entrada la posmodernidad y la ahora repetida ideología “woke”, es una barbarie que un cínico maneje al país y pretenda mantenerse en el poder, a sabiendas de la gran corrupción que hay, el cierre de empresas, las pérdidas de empleos, de contratos, y de todo lo que hace que exista una clase media colombiana, además de empresas e individuos que contribuyen a diario con las arcas públicas, que nutren al erario quebrado y por veces dado por perdido, por desaparecido.
No es una broma, así parezca. Lo que se vio de Petro en Panamá es la punta del iceberg, en donde hay más escándalos que salpican a su círculo más cercano y también a sus aliados, o camarillas.
De todos modos, para muchos ya era claro que el tuviera esos gustos y que no le importaba tampoco de a mucho, hacer algo para ocultarlo. Y, no son transfóbicos, ni homofóbicos ni nada de con fóbicos, quienes han estado insistiendo en el tema, que es una vergüenza nacional, no porque el presidente sea gay u homosexual, sino por el ‘importaculismo’ con el que se está manejando todo, ese todo que afecta a todos los colombianos y las colombianas, que votaron por él, a veces hasta más afectados que los que no votaron por él.
Ahora bien, ¿será que Colombia y los colombianos se merecían todo esto? Yo creo que no, y en el caso de que sí, pues ya va siendo hora de que todo este espectáculo de circo barato baje sus telones, para acabar con el mayor acto de deshonra que ha tenido Colombia, y no vuelva a abrir los telones de terciopelo de alguna casa de lenocinio del peor de los suburbios. Pero, es que, en palabras del propio Marx, es el lumpemproletariado, paria y desclasado lo que está gobernándonos.
@rosenthaaldavid