Jaime Pinzón López | El Nuevo Siglo
Miércoles, 20 de Mayo de 2015

SADISMO DE ESTADO

Norcorea: malas noticias

NO  sé si está confirmada la pavorosa ejecución, con un cañón antiaéreo, del ministro de Defensa de Corea del Norte, general Hyan Yong-Chol, por quedarse dormido en un desfile militar y desobedecer instrucciones del líder Kim Jong Un. El sadismo de Estado hace de las suyas. ¿Qué sucede allí? La historia es larga. Sus pobladores, mongoles, aparecieron tres mil años antes de Cristo. La península estuvo ocupada, entre 1910 y 1948 por Japón. En ese año se crearon Corea del Norte en beneficio ruso y la del Sur en el de los Estados Unidos, delimitadas por el paralelo 38. Vino la guerra de 1950, la invasión  que casi llega a Seúl, la acción de la ONU y el armisticio, pero el régimen de Pyongyang se mantiene. 

El guerrillero Kim il-Sung, quien se enfrentó a los japoneses, aceptó el influjo ruso, luego el chino, y durante cuarenta y seis años fue presidente. Cuando murió en 1997, el poder pasó a manos de su hijo Kim Jong-il, fallecido en el 2003. pero  hubo modificación de la Constitución y en el preámbulo se establece que continúe siendo “presidente eterno.” Desde hace doce años el nieto, Kim Jong Un, es el líder.

La dinastía ha encerrado a Norcorea. Las visitas de extranjeros se restringen. Los habitantes deben llevar el pelo corto. La libertad de expresión no existe, los juicios sumarios operan contra quienes disientan. Kim Jong Un es el Estado y punto. El ya había ejecutado el año 2006 a su tío Yhon Song Thoen, a pesar de haber sido su protector, acusado de traición, a conocida actriz, a integrantes de una banda de música y solamente este año a quince personas.El régimen divide a sus compatriotas entre leales, vacilantes y hostiles. Estos últimos son acreedores a sanciones y en dicho grupo se incluye a los que, de alguna manera, mantienen relaciones con Corea del Sur. En el 2006, Corea del Norte, explotó una bomba nuclear. Se pactó con la comunidad internacional abstenerse de repetir el experimento a cambio de millones de toneladas de petróleo. El país, con veintiséis millones de habitantes, tiene un ejército de un millón cien mil efectivos.

Como lo digo en el libro La Fusta de Hitler, el riesgo del sadomasoquismo inserto en el Estado es grande y nos hallamos lejos de diseñar e implementar sistemas de protección, si este género, extendiendo la acepción sexual, se toma un gobierno. ¿Qué órgano, de qué manera, puede cesar ese mandato? El caso de Corea del Norte es vergonzoso. Ahí siguen los Kim encerrados con un pueblo que, por las buenas o las malas, rinde culto a la personalidad, bajo la violación de los derechos humanos, la idea juche y el emblema de la “Social Democracia”.