Como la muerte es inexorable deja de estar con nosotros un eminente colombiano, quien sirvió al país y aporta legado. Egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional, especializado en constitucional y administrativo, cursó estudios de posgrado en la Sorbona, no regresó de Francia con las manos vacías, entregó tratados con actualizada doctrina, cambió el concepto sobre la organización y funcionamiento del Estado, disertó en la cátedra, asesoró al presidente Carlos Lleras Restrepo, fue funcionario eficaz en el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (Incora), se vinculó a la actividad política, cumplió importante labor en el Senado, escribió columna en El Espectador en tiempo de don Guillermo Cano, representó bien a la República en el cargo de embajador en Canadá y se distinguió por su actividad dentro de la Academia de Jurisprudencia.
Estuvo en contacto con la juventud, corrigió tesis de grado, expuso con lucidez argumentos en defensa de las instituciones democráticas, de la separación de las ramas del poder, defendió el carácter social de la propiedad, la importancia de la reforma constitucional de 1968. Trabajó por la conquista de una patria más igualitaria, amigo de la convivencia entendía que la Paz es objetivo indispensable para el progreso.
Evitó enfrentamientos personales, discutía en el campo ideológico con altura, sin agraviar a nadie. La educación y la cultura eran tema de disquisiciones relacionadas con la calidad, la pertinencia y el cubrimiento de programas universitarios. Quienes durante lustros compartimos esfuerzos entendimos sus inquietudes acerca de la necesaria inserción en el mundo globalizado. Disfrutamos de su condición de conversador listo a escuchar opiniones.
En la presentación del libro “Derecho Constitucional General e Instituciones Políticas Colombianas” advierte la trascendencia de analizar la trayectoria constitucional de Inglaterra, Francia y los Estados Unidos, de la misma Unión Soviética, cuya evolución formó esquemas de la teoría del Estado desde el ángulo del derecho comparado. Bajo dicha perspectiva coloca a España en sitio especial para Hispanoamérica después de aprobada la Constitución de 1978. Lamentaba que “desde la perspectiva política de Colombia sigamos ligados, en forma solitaria, por el querer de unos hombres en armas, a un proyecto que no representa propuesta viable de Estado. No se acaba nunca de escribir una obra de derecho constitucional, como no se acaba de escribir sobre la vida de los hombres en sociedad. Un libro de instituciones políticas es una película sin fin que su creador se ve obligado a cortar en cierto momento.” En el caso del profesor Vidal sus contemporáneos y las futuras generaciones con base en sus conceptos, con espíritu de cívica moderna, en beneficio colectivo, debemos continuar rodando la película.