JAVIER BARRERA | El Nuevo Siglo
Sábado, 2 de Marzo de 2013

Petro dijo lo que dijo

 

“Que celulares se usen como los fijos es un despropósito”

 

A raíz de las declaraciones del alcalde Petro diciendo que cultura es la restricción del uso de celulares en la calle, las redes sociales se convirtieron en el campo de batalla entre quienes criticaron la propuesta y los que vieron en los noticieros un complot en contra de la administración distrital.

Me tomé el trabajo de oír la declaración completa, en parte porque pensé que los medios en realidad habían descontextualizado al alcalde y también porque por lo absurdo de la propuesta creí que en realidad había algo más. Tristemente no.

En términos reales, Petro dijo lo que dijo. Está bien que habló de la necesidad de incrementar la seguridad, la fuerza policial y bla bla bla... Nada nuevo, nada que no hubiera podido advertir un estudiante escolar.

Pretender que  las personas usen sus teléfonos móviles bajo la misma lógica de un teléfono fijo es más que absurdo, un real despropósito. Más bajo aún es tratar de justificar la idea argumentando que en ciudades como Londres se han propuesto cosas similares.

Si las ciudades del “primer mundo” son un ejemplo a seguir, Petro debería empezar por replantear la forma en que él usa los fondos del Distrito para propósitos populistas y hacer de las ciudades empresas que se rigen por la lógica del capitalismo que poco disfruta nuestro alcalde.

Siempre he dicho que la trampa de la izquierda es que permite enaltecer la crítica de causas con las que cualquiera simpatiza sin mayor dificultad, y ahí es donde se queda Petro.

Asumiendo que la estupidez de su idea para combatir el robo celular logra calar en la ciudadanía, y que los bogotanos aceptan una restricción más,  nada cambiará. La lógica intelectual del alcalde Petro es tan reducida que sólo le permite ver causas y no estructuras. Nuevamente resaltar lo fácil para jactarse de su sentido de humanidad, es decir: facilismo y mediocridad de pensamiento.

Detrás del robo de cada celular hay un problema de igual magnitud al que hay en el fondo de cada hueco de la ciudad: vacíos legales y problemas institucionales. Estructuras mafiosas que se nutren de la incompetencia del estado para corregir y castigar.

En mi opinión el alcalde Petro cada día demuestra que a pesar de ser un buen crítico tiene una visión limitada de la realidad y una capacidad administrativa nula.

Estoy empezando a creer que Petro es injustamente criticado, y que tampoco comete el pecado de obsesionarse con la superficialidad de los problemas, su gran falla es que no ve más allá de lo evidente.

No es que sea un mal alcalde ni que busque deliberadamente la salida fácil y popular. Por el contrario, el alcalde Petro es genuinamente incompetente, y los mediocres fuimos todos los bogotanos que permitimos que alguien así se sentara en la silla de la alcaldía.

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@barrerajavier