JAVIER A. BARRERA | El Nuevo Siglo
Sábado, 1 de Junio de 2013

De Pablo Catatumbo

 

Leí  la entrevista de Maria J. Duzán a Pablo Catatumbo y, aunque está llena de elementos interesantes, no pude evitar que algunas respuestas de Catatumbo me dieran vueltas durante toda la semana. No sé si resulte sorprendente o aterrador que uno de los líderes de las Farc lleve casi 25 años sin volver en medio de la civilización. Lo que para algunos puede ser sinónimo de valor, o de sacrificio, para mí se convierte en una de las pruebas más fehacientes sobre lo anacrónica y perdida que está la postura ideológica de las Farc.

La civilización de Catatumbo es la que él recuerda haber visto en 1988, reflejando la ironía de una vida dedicados a luchar y defender argumentos que se sustentan en el espejismo de lo que era el mundo hace 25 años. 

¿Cuántas vidas destruidas bajo el sanguinario capricho de quienes creen que la realidad es la misma en la que Thatcher se estrenaba como primera ministra, Gorbachov era elegido como presidente del Presidium del Soviet Supremo y Bush padre vencía a Dukakis en la carrera por las elecciones norteamericanas?

Catatumbo comete la irresponsabilidad de comparar las condiciones de negociación de su grupo con las que se dictaminaron en la negociación con el M-19. Una comparación impensable si se revisan las estadísticas de criminalidad e irrespeto a la población civil.

Y para terminar, no entiendo cómo pretende decir que las Farc no son un grupo de narcotraficantes, cuando en la realidad las anacrónicas mentiras que justifican su propósito de lucha se financian de la producción y comercialización de narcóticos.

En mi opinión, Catatumbo deja entrever varias alertas en su discurso. Primero: se declara como una persona que no ha tenido contacto con la realidad urbana del país durante los últimos 25 años, pretende buscar un indulto y unos beneficios comparándose con el M-19 y restando relevancia al carácter más criminal de las Farc y finalmente asume que las Farc pueden entrar al negocio del narcotráfico sin ser narcotraficantes mientras que juzga al resto del país de criminal por participar en la dinámica económica del capitalismo.

Al final, lo que deja ver la entrevista con Catatumbo es que lograr un acuerdo con las Farc debe darse con atención al detalle, porque la hipocresía y el cinismo de sus dirigentes puede perpetuar el conflicto interno que para ellos parece no tener un propósito diferente a convertirse en salvadores de una causa que les importa sólo a los  gatos que están en La Habana, gozando de la política mientras que sus “ejércitos” se juegan sus vidas en la realidad de la batalla.

@barrerajavier