JORGE GIRALDO ACEVEDO | El Nuevo Siglo
Domingo, 10 de Febrero de 2013

Felicidad… y alegría
La destacada noticia "colombianos, los más felices del mundo" publicada recientemente en varios periódicos nacionales nos sorprendió y nos causó tremenda carcajada pues en verdad una situación es la felicidad y otra es la alegría...
Personalmente acepto que los colombianos tenemos un nivel de alegría impresionante pero en materia de felicidad eso sí lo dudo mucho. El grado de felicidad no se explica en el medio nacional colombiano porque existe una sociedad con un alto desempleo, donde la mayoría gana un sueldo de hambre, la violencia es el pan de cada día, con millones de personas desarraigadas o desplazadas, donde la corrupción les roba el acceso a la salud y educación digna a otros tantos millones de seres humanos.
Ahora bien, la alegría sí es un comportamiento casi que generalizado entre los colombianos debido a la cantidad de ferias y fiestas que hay en el curso del año; ejemplos, el Reinado de la panela, en Villeta, Cundinamarca; el Carnaval, en Barranquilla y toda la región de la Costa Caribe; el Reinado del Bambuco, en Neiva, etc... Y como si fuera poco en todos y cada uno de los municipios nacionales se celebran ferias y fiestas patronales.
Quizá el jolgorio de tantas fiestas y carnestolendas hace que la gente olvide por unos días los problemas cotidianos. También ayuda la circunstancia de estar situados en el Trópico. Se debe tener en cuenta que más alegría se ve en las zonas del litoral, donde la gente es descomplicada, espontánea y goza de la vida aun en las dificultades. En cambio la de las partes frías, andinas siempre es más retraída. De manera que si la medición sobre felicidad se hiciera por regiones, obviamente habrá unas donde el temperamento es más inclinado a disfrutar de la vida cuando hay oportunidad.
De todas maneras, como quedó demostrado, una situación es la alegría de un conglomerado social y otra la de una población feliz; entonces, la población nacional colombiana puede que tenga un grado aceptable en sus comportamientos de alegría pero que seamos los campeones mundiales de la felicidad, eso sí que es una equivocada impresión que en verdad es propia de gente que le agrada engañar y como si fuera poco, como lo asegura la Biblia, “el número de los tontos es infinito”.
Esta información es similar a lo acontecido con el fin del mundo, anunciado por los Mayas, presuntamente para el 21, 22 ó 23 de diciembre del año que sí se acabó, el 2012...
jgiraldoacevedo@yahoo.es