JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ GALINDO | El Nuevo Siglo
Martes, 18 de Octubre de 2011

Un extraño secuestro

Ha  terminado afortunadamente la angustia experimentada por los padres y familiares de la niña Nohora Valentina Muñoz, de la comunidad de Fortul y de todo el país. Gracias a la eficaz actividad de la Cruz Roja se ha producido la liberación de la menor, quien había sido cobardemente plagiada.
Pero creemos que el Estado no puede dar por concluido este capítulo de la violencia sin dar con los delincuentes, y sin investigar en poder de quién estaba la niña, ni contentarse con la sola liberación, porque alrededor de este asunto hay muchas inquietudes.
Se trata de un secuestro muy extraño. Tanto el Eln como las Farc negaron haber actuado en este caso y tener en su poder a Nohora Valentina.
No parece que las organizaciones guerrilleras, que acostumbran reclamar la autoría sobre los secuestros -a pesar de ser abominables prácticas contra los derechos humanos-, y que además no tienen escrúpulos en cuanto al secuestro de menores, se hayan avergonzado en esta ocasión por cometer uno más y lo hayan querido ocultar.
De otra parte, no se entiende la razón para que hayan planeado y ejecutado el secuestro inicial de madre e hija, liberando a la primera y reteniendo a la segunda, para después, con toda mansedumbre, regresar a la niña al seno de su hogar, sin contraprestación.
¿Fue la presión del Ejército? Y si lo fue; si la niña no salió del territorio hacia Venezuela, y si la tenían localizada, lo normal es que ahora la Fuerza Pública encuentre a los delincuentes.
El Alcalde de Fortul, padre de la niña, declaró al principio haber estado en contacto telefónico con los secuestradores, y cuando se le preguntó qué le habían exigido por liberar a su hija, manifestó no poder divulgarlo. Ahora, sin embargo, expresa que no se pagó nada por el rescate, y que no hubo exigencias.
Entonces, aparte de la inquietud sobre los autores del ilícito, surgen numerosas preguntas, en especial acerca de los móviles del secuestro. Los abogados sabemos que siempre, detrás de un delito, hay unos móviles. Unos motivos. Y por supuesto es natural que nos preguntemos si los secuestradores no los tenían en esta oportunidad; si devolvieron a la niña simplemente porque se les ablandó el corazón, o por otras razones, y cuáles fueron.
La Fiscalía, suponemos, iniciará de todas maneras, un proceso en averiguación.