“Esa maldita Niña”
Dijo el Presidente en diciembre del año pasado frente a la repetición en ese momento de la ola invernal en Colombia, que “esa maldita Niña” había sido el karma de su gobierno. Y en el fondo tiene razón. Ella ha sido la única situación de mala suerte que ha enfrentado el Gobierno actual. En el resto de temas ha corrido con bastante mejor suerte, mucha de la cual demuestra un trabajo destacado de los altos miembros del gobierno nacional: la firma de tratados de libre comercio, la restauración de relaciones comerciales con naciones cuya cercanía estaba en dificultad, el crecimiento inusitado del PIB y la inversión extranjera, el impacto mediático internacional, el reconocimiento internacional, el descubrimiento de recursos de minería de gran dimensión, la aprobación de cuanto proyecto de ley se ha presentado al Congreso de la República, entre otros temas.
Pues bien, en el tema del manejo de la ola invernal, ya se discutía sobre la incapacidad del Gobierno para darle respuesta. Luego de la primera ola invernal nos prometieron inversiones superiores a los 90 billones de pesos, y a la llegada de la segunda ola invernal la excusa fue que no hubo el suficiente tiempo para dar respuesta a los errores encontrados en la primera ola. También se habló que no había pasado un tiempo suficiente para realizar las inversiones.
Pero como en situaciones como esta siempre hay posibilidad de empeorar, acaba de llegarnos la tercera ola invernal en serie, que habla de un cambio estructural climático, que en dos a tres semanas ha significado lluvias superiores a las acumuladas en un semestre o un año. Y de nuevo encontramos que el país no estaba preparado para las inundaciones y el manejo del agua.
No sé donde están invertidos los 90 billones de pesos, pero de nuevo Cota está inundada, Chía se anegó por desbordamiento del alcantarillado, las ayudas de Soacha aparentemente nunca llegaron, hay preocupación en toda la Sabana de Bogotá, y las direcciones de las Corporaciones Autónomas Regionales no saben qué contestar. Lo triste es que ahora la culpa es de la normatividad que regula las Corporaciones Regionales y no de la propia incapacidad de actuación del ejecutivo.
Me sorprendió, por ejemplo, la entrevista que concediera el Director de una de esas Corporaciones Regionales, cuando habla de las obras realizadas y señala que se realizaron 145 de mitigación en 180 municipios (lo que en promedio habla de menos de una obra promedio por municipio, cifra que es francamente muy pobre), mientras que algunos funcionarios se refirieron a que frente a las obras de la Universidad de la Sabana se estaba pensando en pararlas.
Es curioso que los únicos que realmente se prepararon y actuaron frente a la emergencia invernal ahora sean objeto de reclamo por parte de quienes han hecho muy poco para enfrentar semejantes desastres que se presentaron, se han presentado y se seguirán presentando en un país definido por la “ineptocracia invernal”.