JUAN ÁLVARO CASTELLANOS | El Nuevo Siglo
Jueves, 6 de Marzo de 2014

Color al voto

 

En la calle se confirma el índice alto de abstención y voto en blanco para las elecciones del domingo.  Hay razones para que eso suceda. Todo porque siempre han surgido componendas alrededor de grandes proyectos en los que la ciudadanía centra sus expectativas y finca sus esperanzas. Por lo general se aplazan, o pasan con modificaciones, producto de la corrupción.

Otra es el paso lento de iniciativas que llaman la atención, pero no convienen a poderes económicos y políticos. Al final, salen por la puerta de atrás. También está la vieja  costumbre de responder a lista y ausentarse, además del trabajo de sesiones plenarias, en solo tres días de la semana. Por eso hay entre otras, apatía para elegir Congreso.  

Son muy pocos los foros o debates organizados por los partidos para consultar opiniones sobre temas que concitan interés nacional. Los partidos se medio organizan, al avecinarse un proceso electoral y nada más. Existen con logo y bandera carentes de sustancia. Las opiniones a los medios de información, sobre aspectos de capital importancia, son producto de criterios de integrantes de las mesas directivas en declaraciones por separado a reporteros, pero no conceptos de fondo, salidos de encuentros masivos de un partido, sobre un contenido en especial. Eso se advierte, cuando llegan reformas tributarias, discusión sobre precios de gasolina, educación, justicia y salud. Los partidos funcionan por momentos, no como instituciones proactivas en conjunto. Si así lo hicieran, en Colombia se podría asegurar que la estructura de todos los partidos tiene bases y obras terminadas con diseño de democracia plena.

La pasarela de candidatos mostró un catálogo de propuestas lógicas, realizables, y mil veces repetidas, pero nunca tramitadas. Hablaron de educación gratuita, salud abierta y subsidiada por el Estado, sin exclusiones, y sin que sea negocio de particulares. Son ideas que se propondrán y de ahí no pasarán. Afloraron buenas intenciones de aspirantes de todas las edades y partidos. Están en su derecho. Otra cosa es la credibilidad que no siempre despiertan ante  el auditorio ciudadano. Destacable que haya candidatos jóvenes, con mente fresca, valor académico y experiencia  en sectores privados. Esos debutantes tendrán oportunidad de alcanzar logros, sin seguir viejas mañas de muchos veteranos. Todo depende si mantienen estilo propio y trabajo diligente. 

Es la cuenta de cobro que circula en el país. Tampoco debe significar respaldo al voto en blanco o abstención. Eso golpea el sistema democrático en lugar de mejorarlo. Ponerle color al voto es seleccionar lo nuevo, para abrir ventanas y cambiar el aire viciado en el Congreso.