Juan Daniel Jaramillo Ortiz | El Nuevo Siglo
Lunes, 13 de Abril de 2015

 

“Francisco, Pontífice de pobres, reformador y diplomático”

 

La iglesia de las víctimas

 

El aire fresco del Vaticano

 

Cuando  convocó el Concilio II, Juan XXIII dijo que era necesario abrir las ventanas para que entrara aire fresco al Vaticano. Esto es lo que se respira al aproximarse a la Plaza de San Pedro a lo largo de la Vía della Conciliazione. La larga agonía de Juan Pablo II y el papado turbulento de Benedicto XVI anegado de lodo por cuenta de criminales pederastas escondidos en sotanas lanzaron sobre la sede del catolicismo una nube contaminada que provocó repugnancia global urbi et orbi.

Tuve la suerte de estar en Roma, cerca del Papa, los días santos y advertir el espíritu jubiloso nacido en quien osciló, minutos antes del humo blanco que anunció su elección, entre los nombres de Juan y Francisco. El primero evocaba a uno de los grandes reformadores de la Iglesia y el segundo al santo de los pobres. Se llamó Francisco y dejó en firme la militancia activa del catolicismo en favor de los desfavorecidos de bienes materiales. Que la Iglesia Católica sea reducto exclusivo de la salvación del alma y de los activos inmateriales del ser humano entró a ser premisa ausente del papado de Bergoglio.

Pero el Papa Francisco ha venido demostrando que es tan Juan como Francisco. Y que la inspiración del Pontífice bonachón que muchos seguimos viendo como el más grande de los últimos tiempos está definiendo el papado de Jorge Mario Bergoglio. Inclusión y no sojuzgamiento son el norte de su gestión espiritual. El redil encogido por culpa de delincuentes con ordenación sacramental y sectas pervertidas se llenó otra vez de ovejas. Excluidos, pobres absolutos, víctimas, lisiados físicos y emocionales, quienes viven en el pecado necesario, como ocurre con los seres prostituidos, están de regreso como dueños del cristianismo.

La impresión visual del Vaticano plagado de turistas orientales que visitan la feria de piedra fue sustituida esta vez por la de una peregrinación de sufridos, victimas ciertas de la vida, que no buscan fasto papal sino un pastor bueno que palie su trasegar. Percibí esperanza genuina. No atracción de caravana escandalosa.

Francisco y Juan XXIII al mismo tiempo, el gran argentino acaba de mostrar que es político de vuelo estratosférico y también es Juan Pablo II. Detrás de los acuerdos que llegaron, llegan y llegarán entre los presidentes Obama y Castro está la mano firme y prudente del Papa Francisco. The New York Times (otra vez la mejor fuente informativa global) viene reseñando desde hace un año, como en la mejor novela de suspenso, el desarrollo de la nouvelle entente cubano-norteamericana que tiene detrás al diplomático consumado Bergoglio. La estrella verdadera pero oculta de la cumbre de Panamá, por vía de Obama y Castro, fue él. Francisco, el Papa transformador de los vulnerados.

Los oficios diplomáticos del Papa también están ahora centrados en los líderes de Israel y Palestina. Con su corazón situado en lo más elevado como es la salvación personal, Bergoglio focaliza todos los esfuerzos que puedan disminuir padecimientos materiales. Tal es el aire nuevo.

 

***

 

Al llegar a Boston procedente de Roma, la semana de Pascua que termina, en conexión en el aeropuerto JFK de Nueva York extravié mi pasaporte. Recibí el soporte inmediato de nuestro consulado en Boston. En las dos horas que debí permanecer en su sede de St. James Avenue percibí eficiencia total y espíritu compasivo. Este último hacia pensionados que se acercan para tramitar supervivencias. Trato de respeto y consideración con persona de tercera edad cuya presencia es requerida por la ley. Este milagro es obra de sus funcionarios. De la cónsul Mónica Pinzón. Bueno y muy en especial de los vicecónsules Sergio Dazay Fernando Ruiz.