JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 16 de Septiembre de 2012

Las formas extrañas

 

La designación de Gina Parody como Alta Consejera para la capital de la República es simplemente el resultado de un aparato distrital que parece estarse perdiendo entre su orgullo y su prepotencia.

Ya la situación superó el principio básico de la espera de resultados -porque hay resultados evidentes aunque no se conozcan sus costos anexos-, y se ubica en un plano casi personal, casi íntimo.

Hoy la Alcaldía de Petro sigue pensando en diferenciarse de la clase política tradicional, como si en Bogotá esa clase política no fuese actualmente cooptada por el Polo y sus amigos, otrora amigos suyos, copartidarios, compañeros de luchas. Hoy la Alcaldía de Petro pretende distanciarse de todo, hasta de su propia historia, como si fuese el primero y el único.

Esa es una forma particular de ver la política, sobre todo cuando el discurso está siempre alardeando del amor, de la política del amor. ¿Alguien puede imaginar a Petro con esa política en su casa? Es por principio machista, es arrogante, es disociadora. Al final aleja a los ciudadanos de ese inexistente ente que llamamos Estado, al final destruye la confianza y la legitimidad en su gobierno.

Ahora, si bien es claro que hasta este momento Petro no ha gobernado para la opinión pública, también es cierto que parece absolutamente innecesario imponerle una Alta consejería para que le enseñe o le indique cómo hacerlo. Y menos Parody, que hasta este momento se ha comportado como una opositora más de la gestión de la actual administración. Al final no hace más que demostrar que el Gobierno central no confía en la actual gestión, así quieran convencer a la opinión pública de ser una potenciación del actual burgomaestre.

Al final diría que el culpable es Petro por su talante, al final creo que el Gobierno se aprovecha de su falta de tacto para fortalecer su presencia en la capital, en los últimos años más cercana a la independencia ideológica, que se demuestra en las últimas cinco administraciones. Sin embargo, la verdad es que pareciese que los bogotanos pueden terminar siendo los ganadores del proceso. El Gobierno central estará más involucrado en el comportamiento de la ciudad y la Alcaldía más enfocada para no dejarse quitar el espacio por parte del Gobierno central. De repente no se sigue perdiendo plata por falta de ejecución, de repente se destinan más recursos para solucionar las necesidades de Bogotá.

La pelea la casaron ellos, esperemos que los réditos sean para los ciudadanos.

@juandbecerra