JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 3 de Marzo de 2013

El mundo al revés

 

Al final, no sé qué es peor: un alcalde que acusa a los habitantes de su ciudad de ser los culpables de que les roben el celular o un procurador que se siente discriminado porque existe una ley que no le deja discriminar. Es al final lo mismo que culpar a las mujeres que fueron víctimas de violación por utilizar ciertos tipos de ropa o que una víctima de robo sea demandada por el ladrón porque no tenía suficientes cosas para quitarle. Al final es la descripción de un mundo al revés, en el que los buenos terminan siendo los malos, en el que los malos terminan siendo las víctimas.

Es quizá la representación perfecta de lo que significa un exceso de poder, un trastorno de megalomanía, un fundamentalismo religioso o político. Es de repente que esa simple certeza de llegar a un cargo público se traduce en que el mundo puede arrugarse en las manos, que cualquier cosa puede hacerse y decirse, que se acaban los parámetros de lo personal y sus 15 minutos de fama es un espacio para hacer lo que les viene en gana.

Lo que debe decirse es que con sus grandes ideas y actuaciones terminan pasando por encima del resto de mortales. Esa idea de generar temor y culpa es la mejor forma de lavarse las manos que han utilizado los gobernantes que no tenían idea sobre qué hacer cuando llegaron a su puesto. Y digo gobernantes porque nuestro Procurador hoy tiene suficiente poder político para decir que gobierna.

Y ¿Quién le dice a Petro que está equivocado si ha demostrado que cada vez que tiene una diferencia de criterios va saliendo de la gente que tiene al lado? ¿Quién le dice al procurador que no debe tomar posiciones radicales cuando es capaz de hacer una reunión social que incluye a todas las cúpulas de poder del país? Estamos encerrados, dominados por unos círculos de poder absoluto en el que los colombianos de a pie sólo tenemos la opción de arrodillarnos.

Ese es nuestro país al revés. El país en el que un ex Presidente se ensaña con el siguiente porque no hace lo que él quiere, en el que buscar la paz es un mote que genera burla en la población civil. Ese es el país que tenemos ahora, la pregunta debe ser ¿Cuál es el país que queremos para el futuro?.

@juandbecerra