JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 6 de Noviembre de 2011

Y ganó Petro…

Y  bueno, finalmente Gustavo Petro logró llevarse el premio y se quedó con la Alcaldía Mayor de Bogotá. Pasó fácilmente por encima de Peñalosa y Parody, certificó la ventaja que tanto pregonaban las encuestadoras y salió avante aun a pesar de las campañas sucias que al final estaban sonando en redes sociales y teléfonos móviles.
Se quedó con el segundo cargo más importante del país, con una ciudad capital sumida en una profunda crisis y con una creciente incredulidad de sus ciudadanos. Mejor dicho, realmente terminó ganándose un chicharrón.
Pero también es cierto que será quizá el Alcalde de la ciudad con mayor veeduría por parte de la sociedad civil que se habrá de sentar en el Palacio Liévano. Sus debates en contra del paramilitarismo, la comisión que creó para destapar el carrusel de la contratación en Bogotá y su pasado en el M-19 son parte de las razones para que sea el Alcalde con mayor presión mediática, aún más, siendo atacado con leguleyadas como viene pasando en los últimos días, que más parecen pataletas de ahogado.
Sólo puede decirse hoy que muchos de aquellos que no votamos por Petro mantenemos un temor evidente sobre el futuro de la ciudad, no tanto por él como alcalde, sino por la burocracia polista que quedará por gracia de la continuación de varios programas actuales.
Y es que realmente, en la práctica no va a ser tan sencillo un borrón y cuenta nueva, teniendo el actual modelo de ciudad.
Y es allí donde el nuevo alcalde tendrá que demostrar su verdadero talante. Con un Concejo cercano, una ciudadanía cada vez más apática y un Ejecutivo nacional que lo respeta, tendrá las puertas abiertas para llegar a ser el Presidente que quiere ser. Sólo vale decir que, exceptuando a Andrés Pastrana, desde la elección de alcaldes ninguno ha logrado el salto a la Casa de Nariño.
Esperemos por el bien de la ciudad que su gestión sea tan buena para que pueda llegar a pensar en ello y así salir de la mala racha de los últimos años. Como dicen por ahí, amanecerá y veremos.